- La seguridad de un navegador depende de su capacidad para bloquear rastreadores, scripts peligrosos, cookies de terceros y de recibir actualizaciones de seguridad frecuentes.
- Tor, Brave, Firefox, LibreWolf y Mullvad Browser destacan entre los navegadores de escritorio que mejor equilibran privacidad, seguridad y, en algunos casos, usabilidad diaria.
- En dispositivos móviles, navegadores como DuckDuckGo Privacy Browser y Bromite ofrecen bloqueo de rastreadores y funciones extra de anonimato sin grandes complicaciones.
- Chrome, Edge y otros navegadores ligados a grandes ecosistemas son potentes pero poco recomendables si tu prioridad absoluta es minimizar la recopilación de datos.
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Hoy en día pasamos horas conectados y, aunque muchas veces no reparemos en ello, el navegador que utilizamos decide buena parte de nuestra privacidad y seguridad. No es solo “con qué abro Google”, sino qué datos se registran, quién puede seguir mis pasos y qué margen tienen los ciberdelincuentes para atacarme.
Mientras algunas compañías viven de recopilar información para publicidad, han ido surgiendo navegadores que dan la vuelta al modelo y priorizan bloquear rastreadores, minimizar la huella digital y blindar nuestras conexiones. En esta guía extensa vas a ver qué hace que un navegador sea realmente seguro, cuáles son las opciones más recomendables y qué trampas esconden algunos de los más populares.
Qué hace que un navegador sea realmente seguro
Antes de entrar a comparar nombres conviene entender qué deberíamos exigirle a cualquier navegador moderno si queremos navegar con cierta tranquilidad y reducir al mínimo el rastro que dejamos por la red.
Por defecto, la mayoría de navegadores guardan historial, aceptan cookies, permiten que las webs ejecuten scripts sin apenas límites y dan acceso a información muy detallada sobre tu sistema, idioma, zona horaria o tamaño de pantalla. Todo eso, combinado, es lo que se conoce como “fingerprinting” o huella digital del navegador.
Un navegador centrado en la seguridad y la privacidad debería ofrecer, como mínimo, estas funciones clave de protección:
- Avisos frente a webs y descargas peligrosas, evitando que instales malware sin darte cuenta.
- Bloqueo o control granular de cookies, especialmente las de terceros que se usan para rastrearte entre sitios.
- Bloqueo de ventanas emergentes y redirecciones automáticas que intentan colarte publicidad o páginas fraudulentas.
- Opciones para desactivar scripts de forma global o por sitio, ya que muchos ataques y rastreos se apoyan en JavaScript.
- Control detallado de permisos (cámara, micrófono, ubicación, notificaciones, etc.).
- Gestión clara de historial, caché y datos almacenados, pudiendo borrarlos fácil o automatizar el borrado al cerrar.
- Actualizaciones de seguridad frecuentes, porque las vulnerabilidades nuevas salen constantemente.
- Capacidad de forzar HTTPS siempre que sea posible para evitar conexiones sin cifrar.
Sobre esa base mínima, algunos proyectos van más allá y apuestan por modelos extremos de anonimato con múltiples capas de cifrado y redes descentralizadas. Eso mejora mucho la privacidad, pero también suele implicar peores tiempos de carga, interfaces menos amigables y bastantes webs que dejan de funcionar bien.
Navegadores de escritorio más seguros y privados
Vamos a repasar uno a uno los navegadores de escritorio más centrados en la privacidad, con sus puntos fuertes, sus pegas y para qué tipo de usuario tiene sentido cada uno. Verás varios que se repiten en todos los rankings especializados y en comparativas como privacytests.org, porque a día de hoy son los que mejor parados salen en pruebas independientes.
Tor Browser: anonimato por encima de todo
Tor Browser es casi siempre el primer nombre que sale cuando se habla de navegación anónima y resistencia a la censura. Es una bifurcación de Firefox adaptada para trabajar sobre la red Tor, una red distribuida de nodos voluntarios que rebotan tu tráfico varias veces antes de enviarlo a su destino.
En la práctica, cuando usas Tor, tu conexión pasa por al menos tres nodos y va cifrada por capas, de ahí lo de “The Onion Router”. Cada nodo solo conoce el salto anterior y el siguiente, pero nunca todo el recorrido, lo que complica muchísimo vincular tu IP real con las páginas que visitas.
Entre sus funciones de protección destacan:
- Borrado automático de cookies e historial al cerrar sesión, lo que hace muy difícil que te rastreen entre visitas.
- Bloqueo completo o muy agresivo de scripts y complementos a través de NoScript y otras configuraciones reforzadas.
- Imposición de HTTPS siempre que está disponible para evitar transmisiones en texto plano.
- Defensas contra fingerprinting, intentando que todos los usuarios de Tor parezcan lo más parecidos posible.
¿La parte negativa? Esa misma arquitectura tiene un coste: las páginas suelen cargar bastante más despacio que en un navegador convencional, muchos sitios bloquean directamente las salidas de Tor y otros se rompen por el bloqueo masivo de scripts.
Además, Tor también se usa para acceder a servicios .onion de la llamada dark web, donde conviven proyectos legítimos (periodismo, activismo, filtraciones seguras) con contenido claramente delictivo. El navegador no filtra a dónde entras: eres tú quien tiene que usarlo con cabeza.
Plataformas compatibles: Windows, macOS, Linux y Android.
Brave: la alternativa para quien viene de Chrome
Brave se ha ganado fama de ser “como Chrome, pero sin que te espíen tanto”. Está basado en Chromium, así que visualmente te va a resultar muy familiar si vienes de Chrome, y se lleva bien con la mayoría de webs, extensiones y servicios que usan ese motor.
Su apuesta principal es la de bloquear por defecto anuncios de terceros, rastreadores, scripts sospechosos y muchas técnicas de fingerprinting. Esto no solo mejora la privacidad, también acelera bastante la carga de páginas al ahorrarte toneladas de publicidad y recursos inútiles.
En el lado de la seguridad, Brave incorpora:
- Forzado de conexiones HTTPS cuando es posible.
- Bloqueo de cookies de seguimiento y scripts con un sistema de “escudos” que puedes afinar por sitio.
- Gestor de contraseñas integrado y soporte para extensiones de seguridad populares (uBlock Origin, NoScript, etc.).
- Modo de navegación privada con integración opcional de Tor en pestañas concretas.
El proyecto es de código abierto, lo que da un plus de transparencia, pero no todo es perfecto: Brave sustituye los anuncios de terceros por su propio sistema publicitario opcional, basado en recompensas con criptomonedas (BAT). Además, ha habido polémicas por completar automáticamente algunas URLs con enlaces de afiliado y por su fuerte enfoque en el mundo cripto.
También es cierto que, en raw performance, no siempre iguala la velocidad de Chrome o Safari, sobre todo en equipos más modestos, aunque la diferencia no suele ser dramática.
Plataformas compatibles: Windows, macOS, Linux, Android e iOS.
Mozilla Firefox: equilibrio entre privacidad y personalización
Firefox lleva años siendo el gran contrapunto a Chrome dentro de los navegadores generalistas. Detrás está la fundación sin ánimo de lucro Mozilla, que tradicionalmente ha hecho bandera de la privacidad y un internet abierto.
En temas de seguridad y protección de datos, Firefox ofrece:
- Protección mejorada contra el rastreo, capaz de bloquear cookies de terceros, scripts de seguimiento, fingerprinting y hasta criptomineros embebidos.
- Informes claros de qué rastreadores se han bloqueado en cada sitio, visibles en un panel de “protección de privacidad”.
- Modo de navegación privada que borra automáticamente información y cookies al cerrar.
- Posibilidad de forzar HTTPS en todas las conexiones.
- Gestor de contraseñas propio y alertas si una credencial guardada aparece en filtraciones de datos.
Una de las grandes bazas de Firefox es que es totalmente de código abierto y muy extensible. Puedes añadir bloqueadores de anuncios, NoScript, herramientas anti-huellas, VPNs integradas en extensiones, etc. Además, Mozilla mantiene un programa de recompensas a investigadores de seguridad que encuentren fallos, y corrige vulnerabilidades con bastante rapidez.
Pero no todo son flores: Firefox puede ser devorador de RAM en equipos antiguos o justos de recursos, y su enorme abanico de opciones y tweaks puede resultar abrumador para quien solo quiere algo “que funcione”.
También ha generado debate el hecho de que gran parte de sus ingresos provienen del acuerdo con Google para usarlo como buscador por defecto, además de algunas decisiones recientes orientadas al mercado publicitario que han levantado suspicacias en parte de la comunidad.
En cualquier caso, a día de hoy sigue siendo uno de los navegadores más recomendables si quieres combinar privacidad sólida, uso diario cómodo y mucha capacidad de personalización.
Plataformas compatibles: Windows, macOS, Linux, Android e iOS.
LibreWolf: Firefox sin telemetría ni adornos
LibreWolf es una bifurcación de Firefox que básicamente dice: “nos quedamos con la base técnica de Firefox, pero cortamos todo que huela a telemetría o servicios añadidos”. Su objetivo principal es maximizar la privacidad y venir “endurecido” desde el primer arranque.
Nada más instalarlo te encuentras con:
- Sin telemetría ni envío de datos de uso al fabricante.
- Buscadores privados configurados por defecto, como DuckDuckGo o SearX, en lugar de Google.
- Integración de uBlock Origin de serie, activo y listo para bloquear anuncios y rastreadores desde el minuto uno.
- Desactivación de WebGL, IPv6 u otras funciones que pueden filtrar información de tu dispositivo.
- Borrado de cookies e historial al cerrar el navegador, de forma predeterminada.
- Forzado de HTTPS y rechazo de certificados débiles como SHA-1.
El resultado es un navegador que lo pone muy difícil a los sistemas de tracking y sale muy bien parado en pruebas de sitios como privacytests.org, a la altura de Brave o incluso mejor en algunos escenarios.
La contrapartida es que, precisamente por desactivar tantos mecanismos, el streaming con DRM (Netflix, muchos servicios de vídeo, etc.) suele fallar o directamente no funciona, y no incluye extras como gestor de contraseñas propio.
Plataformas compatibles: Windows, macOS y varias distribuciones Linux.
Mullvad Browser: el espíritu de Tor sin obligarte a usar Tor
Mullvad Browser nace de la colaboración entre el equipo de Tor y el proveedor de VPN Mullvad, con la idea de traer las defensas del navegador Tor a un entorno pensado para usarse con (o sin) VPN tradicional.
Está basado en Firefox, pero configurado para:
- No guardar historial, caché, entradas de búsqueda ni cookies entre sesiones.
- Minimizar la huella digital del navegador, de forma parecida a como hace Tor.
- Integrar NoScript por defecto para cortar scripts potencialmente peligrosos.
- Incluir un bloqueador de anuncios y rastreadores robusto listo para usar.
Su filosofía es que si lo combinas con una VPN que no registre actividades, obtienes un nivel muy alto de anonimato sin necesidad de entrar en la red Tor. Además, Mullvad asegura no recopilar datos identificables de los usuarios del navegador.
El gran “pero” es el rendimiento: en muchas pruebas los sitios tardan el doble en cargar frente a Firefox o Brave, y no todas las webs se renderizan igual de bien (algunas no llenan completamente la ventana, ciertos elementos se ven raros, etc.).
Plataformas compatibles: Windows, macOS y Linux.
Avast Secure Browser: navegador endurecido para usuarios de Avast
Avast Secure Browser es la apuesta de la compañía de antivirus por ofrecer un navegador “blindado” con muchas capas de protección activas desde el inicio. Está construido sobre Chromium, así que el aspecto recuerda bastante a Chrome.
Entre sus características más llamativas incluye:
- Motor antiphishing y escudo frente a webs maliciosas, apoyándose en la propia inteligencia de amenazas de Avast.
- Adblock integrado que promete acelerar la carga de páginas hasta cuatro veces.
- Modo de banca segura, que aísla las sesiones de banca online en un entorno reforzado.
- Gestor de contraseñas y sincronización con otras herramientas del ecosistema Avast.
- Integración con Avast SecureLine VPN y con el antivirus de la casa.
Es gratuito, multiplataforma y puede ser interesante como complemento para quienes ya usan el antivirus de la marca y quieren algo cómodo y “todo en uno”. A cambio, no es de los más transparentes a nivel de código, y su enfoque es más de producto cerrado que de proyecto abierto revisable por la comunidad.
Plataformas compatibles: Windows, macOS, Android e iOS.
Safari: opción sólida si vives en el ecosistema Apple
Safari viene preinstalado en macOS e iOS y, aunque muchos usuarios corren a instalar Chrome, lo cierto es que Apple se toma muy en serio la privacidad como argumento de venta y su navegador refleja esa filosofía.
Entre sus defensas destacan:
- Bloqueo de sitios sospechosos o peligrosos, con avisos claros antes de cargar nada.
- Prevención Inteligente de Rastreo (ITP) que limita lo que los anunciantes pueden hacer con tus datos de navegación.
- Protecciones contra fingerprinting, intentando homogeneizar algunos parámetros del navegador.
- Opciones para bloquear todas las cookies o gestionarlas de forma granular.
- Informe de privacidad donde ves qué rastreadores se han bloqueado.
La cara menos amable es que Safari no es de código abierto, se actualiza con menos frecuencia que otros y tiene menos margen de personalización. Gran parte de la confianza se basa en la reputación y el modelo de negocio de Apple, no en poder auditar cada línea de código.
Plataformas compatibles: macOS e iOS.
Chromium: la base de Chrome sin el pegamento de Google
Chromium es el proyecto de código abierto sobre el que se construyen Chrome, Edge, Opera y otros. La idea es que tienes lo bueno del motor de Google, pero sin toda la capa de servicios y telemetría asociados a Chrome.
Sus puntos fuertes son:
- Actualizaciones y parches constantes, hereda la rapidez de desarrollo de Chrome.
- Ausencia de integración directa con la cuenta de Google, lo que reduce la recogida de datos vinculada a tu identidad.
- Código abierto, auditable por terceros.
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En la práctica, eso sí, Chromium viene “pelado” de bastantes componentes que damos por hechos: codecs multimedia, visor de PDF integrado, etc. Si quieres reproducir vídeo en ciertas webs o ver algunos tipos de archivos, vas a tener que mancharte las manos instalando cosas a mano.
Tampoco es nada cómodo desactivar detalles técnicos como WebRTC o WebGL desde la interfaz estándar, algo importante si quieres defenderte bien del fingerprinting y de fugas de IP.
Plataformas compatibles: Windows, macOS y Linux.
Freenet: red P2P para navegación y compartición anónima
Freenet, más que un navegador al uso, es una red P2P descentralizada orientada a ofrecer comunicación resistente a la censura y compartición de archivos anónima. A través de su interfaz puedes acceder a “Freesites”, sitios estáticos alojados dentro de esa propia red.
Funciona de forma similar a Tor en el sentido de que el tráfico se reenvía entre múltiples nodos cifrados, lo que dificulta rastrear el origen de la información y reduce el riesgo de censura o persecución por los contenidos publicados. encaja dentro de las soluciones orientadas a resistir la censura.
Sus ventajas principales son:
- Alto grado de resistencia a la censura gracias a la descentralización.
- Soporte para intercambio anónimo de archivos grandes.
Pero a costa de varias limitaciones importantes: solo puedes acceder a Freesites, no a cualquier web de internet “normal”, y las múltiples capas de cifrado hacen que las velocidades de navegación sean muy lentas.
Plataformas compatibles: Windows, macOS y Linux.
Epic Privacy Browser: privacidad muy agresiva con VPN integrada
Epic es un navegador basado en Chromium que intenta ir un paso más allá en cuanto a protección de datos, ofreciendo un modo de navegación que borra prácticamente todo tras cada sesión y que integra de serie una VPN.
Entre sus medidas destacan:
- No guarda historial ni caché ni contraseñas, todo desaparece al cerrar.
- Bloquea cookies de terceros y la mayoría de métodos de rastreo, incluida buena parte del fingerprinting.
- Evita por diseño las fugas de IP vía WebRTC, algo que en muchos navegadores hay que ajustar a mano.
- Incluye VPN integrada para ocultar tu dirección IP real y cifrar el tráfico.
Esta filosofía tan agresiva tiene un precio en usabilidad: no puedes apoyarte en historial o autocompletado para volver fácilmente a páginas visitadas, y algunas funciones habituales en otros navegadores están ausentes o muy limitadas.
Aunque Epic comparte parte de su código para auditoría, no es completamente de código abierto, lo que deja algún margen de duda para los más puristas. Además, sus filtros no cubren todos los rastreos (por ejemplo, se han señalado carencias con servicios como Yahoo!).
Plataformas compatibles: Windows, macOS (principalmente).
Navegadores móviles seguros: Android e iOS
En el móvil solemos concentrar más datos sensibles todavía: ubicación constante, fotos, mensajería, banca, redes sociales… Elegir bien el navegador aquí también marca la diferencia, sobre todo si quieres reducir al mínimo el rastreo cruzado entre apps, webs y plataformas publicitarias.
DuckDuckGo Privacy Browser
El navegador móvil de DuckDuckGo es una especie de “todo en uno” sencillo para quien quiere privacidad sin complicarse. Viene con el buscador DuckDuckGo como predeterminado, que no registra tus consultas ni construye un perfil comercial a partir de ellas.
Entre lo más interesante, ofrece:
- Bloqueo automático de rastreadores y anuncios intrusivos en la mayoría de webs.
- Forzado de HTTPS cuando el sitio lo soporta.
- Clasificación de webs según su nivel de privacidad, visible mediante una especie de “nota” o grado.
- Botón de “borrado total” con icono de llama que elimina de golpe historial, pestañas y datos almacenados.
No guarda historial a largo plazo ni vende tus datos a terceros, y su interfaz es muy minimalista. Es ideal para usuarios móviles que quieren algo fácil y que funcione bien sin tocar demasiados ajustes.
Bromite (Android)
Bromite es una bifurcación de Chromium para Android enfocada en eliminar todo lo que huela a telemetría y tracking de Google y, de paso, endurecer bastante las defensas.
Entre sus características principales están:
- Bloqueador de anuncios integrado, muy efectivo.
- Modo “siempre incógnito”, para que no se guarden sesiones ni historial.
- Soporte para DNS sobre HTTPS, evitando que tu operador vea fácilmente qué dominios consultas.
- Medidas activas contra fingerprinting para homogeneizar la huella del navegador.
Es un navegador muy limpio, sin florituras, pensado para quien quiere mantener su Android lo más lejos posible del rastreo masivo sin renunciar a la compatibilidad con la mayoría de webs modernas.
Navegadores populares que conviene evitar si te preocupa la privacidad
Hay navegadores que dominan el mercado pero que, desde el punto de vista de privacidad estricta, no son precisamente la mejor idea. No porque sean inseguros a nivel técnico —en general se actualizan rápido y bloquean malware razonablemente bien—, sino porque su modelo de negocio se basa en recopilar datos.
Entre los que conviene dejar a un lado si tu prioridad es que no te rastreen están principalmente:
- Google Chrome: líder absoluto en cuota de mercado, muy pulido y rápido, pero profundamente integrado con la cuenta de Google y con un ecosistema publicitario gigantesco detrás.
- Microsoft Edge: también basado en Chromium y con un buen nivel de seguridad pura, pero con fuerte conexión a los servicios de Microsoft y cierta tendencia a recopilar identificadores de hardware y uso.
- Opera: incorpora funciones llamativas como VPN integrada, pero su historial de privacidad y cambios de propiedad generan muchas dudas.
Aunque todos ellos te permiten tocar ajustes de privacidad, activar bloqueadores de anuncios o usar extensiones, es difícil que alcancen el nivel de anonimato y minimización de datos de alternativas como Tor, Brave, Firefox “tuneado”, LibreWolf o Mullvad Browser.
Cómo comprobar si tu navegador deja una huella digital única
Además de elegir un navegador razonable, puedes probar hasta qué punto tu configuración actual es rastreable mediante tests de “browser fingerprinting”. Hay herramientas web que comparan tu huella con la de cientos de miles de otros navegadores para ver lo fácil que sería identificarte.
Algunas de las más conocidas son AmIUnique o Panopticlick (de la EFF). Su funcionamiento es similar: escanean parámetros como tipos de contenido aceptados, idiomas configurados, zona horaria, resolución de pantalla, fuentes instaladas, soporte de compresión, etc., y con eso calculan lo única que es tu combinación.
Por ejemplo, si entras en amiunique.org y pulsas en “View my browser fingerprint”, el sistema hace un análisis rápido y te indica qué porcentaje de navegadores comparten tus mismas características (mismo tipo y versión de navegador, sistema operativo, idioma principal, zona horaria…).
En muchos casos, verás que incluso sin cookies eres fácilmente reconocible solo por esa mezcla de detalles técnicos aparentemente inocentes. De ahí la importancia de usar navegadores que intentan “aplanar” esa huella, bloqueando scripts de fingerprinting o simulando valores más genéricos.
Ten en cuenta que, al hacer este tipo de pruebas, los servicios suelen guardar datos estadísticos anónimos y colocar alguna cookie de varios meses para detectar si vuelves y poder comparar cambios de configuración.
Más allá del navegador: extensiones y buenas prácticas
Por muy bueno que sea tu navegador, si luego lo llenas de extensiones dudosas o aceptas todo lo que aparece en pantalla, tu privacidad se va al traste igual. Hay algunos complementos que sí ayudan, como bloqueadores de contenido (uBlock Origin, por ejemplo), gestores de contraseñas serios o herramientas como NoScript para bloquear scripts selectivamente.
También es clave aplicar un mínimo de sentido común digital: desconfiar de enlaces sospechosos, revisar banners y correos que piden credenciales o datos bancarios, usar contraseñas robustas y únicas, y plantearte seriamente utilizar una VPN de confianza si te preocupa ocultar tu IP, especialmente en redes públicas.
Y, si quieres ir un paso más allá, soluciones de seguridad integrales como las de Kaspersky y otras marcas incorporan módulos de “navegación privada” que bloquean rastreadores a nivel de sistema, independientemente del navegador que uses. No son mágicas, pero suman otra capa de protección.
Al final, elegir bien el navegador es solo una pieza del puzzle: la combinación de herramienta adecuada, configuración cuidada y buenos hábitos es lo que realmente marca la distancia entre ser un objetivo fácil o ponérselo muy cuesta arriba a rastreadores y atacantes.




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