¡El lado oscuro! La inteligencia artificial es impulsada por empleados mal pagados en todo el mundo al borde de la esclavitud moderna

A lo largo del 2022, la palabra inteligencia artificial fue utilizada en los medios de comunicación y en las conversaciones de miles de personas para debatir su utilidad. Pero hay un lado oscuro más allá de las implicaciones éticas de esta tecnología, según lo refleja un amplio informe publicado en el portal vice.com.

Los defensores de la disciplina científica valoran sus avances en lograr que multitud de tareas sean más fáciles de ejecutar y los usos que se le pueden dar en los ámbitos educativos y de salud. Pero, pocos dan una mirada para analizar las condiciones de trabajo que tienen los que realizan las labores rutinarias de entrenamiento y posicionamiento del algoritmo. Al parecer, las grandes tecnológicas utilizan métodos de esclavitud que no se acoplan a la modernidad.

La inteligencia artificial es impulsada por empleados mal pagados en todo el mundo

Los que aparecen cada vez que se presenta una aplicación de inteligencia artificial son los ejecutivos, ingenieros, técnicos y desarrolladores, aunque los que figuran ante los medios son los primeros. A los demás se les nombra, pero el común de las personas los desconoce. Sin embargo, hay un ejército de personas que trabajan de manera invisible para que todos los experimentos se realicen.

CYBER: The Invisible Workforce that Makes AI Possible | AI Isn’t Artificial or Intelligent, it’s powered by underpaid workers in foreign countries. https://t.co/x91a1C67QO pic.twitter.com/jJx1w6jS0j

— Neuropuff (@neuropuff) December 12, 2022_____

Muchos son contratados como trabajadores temporales, con sueldos que no se corresponden a la realidad y mucho menos con la cantidad de horas que tienen que laborar. El beneficio que obtienen las grandes empresas los lleva a invisibilidar a estos hombres y mujeres que dedican cientos de horas a pulir un algoritmo que nunca saben cuál será su utilidad final. Quizá esa sea la trampa detrás de todo eso.

Los gerentes contratan trabajadores para que desarrollen una tarea. La mayoría de ellos no sabe en qué tecnología se incluirá, por eso, si en algún momento se les ocurre realizar un reclamo no sabrán el destino que tuvo su emprendimiento. Así mismo, la subcontratación lleva a que los salarios sean bajos y los países en los que se concentran son de escasos recursos. La gente necesita formas de ganarse la vida y acepta lo que sea con tal de no morir de hambre.

Muchos ejecutivos justifican las adquisiciones con el lema de que buscan darle a los ciudadanos de países pobres oportunidades que de otro modo no tendrían. Sin embargo, las organizaciones internacionales y expertos en materia laboral advierten que no hay una regulación clara. Además, la práctica no incluye un desarrollo social o profesional que mejore la calidad de vida. Lo único que reciben es el sueldo acordado por el periodo de tiempo que estipula el contrato. No hay ningún sindicato que vele por sus derechos y tampoco hay derecho a reclamar.

El precio del progreso ¿Cómo las principales tecnologías han sido impulsadas por “esclavos modernos”?

Los trabajadores que a la distancia contribuyen a las ganancias que se llevan cada trimestre las grandes tecnológicas trabajan en condiciones de esclavitud. La mayoría proceden del sur de Asía o África. Se encargan de repetir decenas de veces expresiones a las máquinas para que aprendan de forma automática. Al final no es así, son los seres humanos quienes las entrenan para que su software se potencie.

Krystal Kauffman, quien lleva siete años trabajando de esta forma, dijo en una entrevista que nunca se reconoce el trabajo que hacen. Agregó que se vende la IA como la más inteligente y avanzada, pero la realidad es que son ellos quienes la entrenan. Para que la cadena se complete, hay miles de obreros que trabajan muchas horas en condiciones desiguales y con bajos salarios que solo benefician a los poderosos del mundo.

Un trabajo de investigación que se desarrolló en el 2021 demostró que lejos de eliminarse las prácticas de explotación, cada día se potencian y se fomentan en este tipo de labores. Los ejecutivos se aprovechan de la mano de obra barata para favorecer sus propios intereses. Aparentemente se les paga lo justo de acuerdo con las condiciones económicas locales, pero las jornadas son agotadoras y con pocas horas de descanso.

Un keniano llamado Daniel Motaung presentó una denuncia a meta por trabajo forzoso y represión sindical. Dijo en una entrevista a la revista Time que su pago es de 1,50 € por hora. Agregó que algunos de sus compañeros que se desempeñan como moderadores les diagnosticaron enfermedades mentales debido a la cantidad de material dañino que tenían que presenciar en sus guardias. La realidad es que los salarios no se corresponden con la importancia de la actividad que desarrollan.

Este método de contratación evita a las empresas pasar por revisiones judiciales. Igualmente, no tener a estas personas en nómina distancia las relaciones entre ambas partes y mantiene la imagen pulcra que todos observan al visitar los galpones industriales. Además, los casos de protesta son muy pocos. La mayoría se conforma con lo que reciben. Con eso llevan el sustento a sus hijos que los esperan en casa.

Pero, no pagar adecuadamente y contratar mano de obra barata puede tener repercusiones a largo plazo en otros aspectos. Muchas personas trabajan de manera apresurada para lograr la mayor cantidad de asignaciones en el menor tiempo posible y ganar más dinero. En esas circunstancias se debe cuestionar la calidad del producto final. Por algunos errores involuntarios aparecen los comportamientos racistas de los sistemas, al igual que los prejuicios a grupos minoritarios.

Es en ese momento en el que se comprende que un ordenador no tiene la capacidad de programarse por sí solo. La mano de obra humana es esencial para completar los procesos, aún cuando se les quiera invisibilizar. Así que las empresas deben preocuparse por establecer condiciones transparentes e incentivar políticas laborales óptimas. Todos los que colocan su grano de arena para que una tecnología funcione tienen que ser reconocidos. Tal vez no con su nombre en los créditos, pero sí con una remuneración justa.