Ya lo vimos con el 5G; el desarrollo tecnológico marcará el futuro de la geopolítica

Cuando Estados Unidos se enteró que China estaba un par de pasos por encima de él en el desarrollo de la conectividad 5G, lo primero que hizo fue aplicar una serie de sanciones en forma de aranceles para poner piedras en el camino de su actual máximo competidor económico en el mundo.

Y es que esto no es la primera vez que ocurre, pues durante años el desarrollo tecnológico ha sido una carrera lo más parecida a una “guerra fría” en el mundo civilizado que todos conocemos hoy, y así seguirá siendo los próximos años, marcando a diestra y siniestra las decisiones de las grandes potencias a nivel geopolítico.

El desarrollo tecnológicos marcará el rumbo de las decisiones geopolíticas

La capacidad de innovar más rápido y mejor, la base sobre la que descansa ahora el poder militar, económico y cultural, determinará el resultado de la competencia de grandes potencias entre Estados Unidos y China. Por ahora, Estados Unidos se mantiene a la cabeza. pero los chinos se están poniendo al día en muchas áreas y ya se ha adelantado en otras.

Para salir victorioso de este concurso que define el siglo, los negocios tradicionales no servirán. En cambio, el gobierno de EE. UU. tendrá que superar sus impulsos burocráticos embrutecidos, crear condiciones favorables para la innovación e invertir en las herramientas y el talento necesarios para poner en marcha el ciclo virtuoso del avance tecnológico.

Necesita comprometerse a promover la innovación al servicio del país y al servicio de la democracia. Lo que está en juego es nada menos que el futuro de las sociedades libres, los mercados abiertos, el gobierno democrático y el orden mundial más amplio.

El conocimiento es poder y siempre lo será

El nexo entre la innovación tecnológica y el dominio global se remonta a siglos atrás, desde los mosquetes que empuñó el conquistador Francisco Pizarro para derrotar al Imperio Inca hasta los barcos de vapor que comandó el comodoro Matthew Perry para forzar la apertura de Japón. Pero la velocidad a la que ocurre la innovación no tiene precedentes.

Los sistemas de inteligencia artificial actuales ya pueden proporcionar ventajas clave en el ámbito militar, donde pueden analizar millones de entradas, identificar patrones y alertar a los comandantes sobre la actividad enemiga. El ejército ucraniano, por ejemplo, ha utilizado IA para escanear de manera eficiente datos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento de una variedad de fuentes.

Sin embargo, cada vez más, los sistemas de IA irán más allá de la mera asistencia en la toma de decisiones humanas y comenzarán a tomar decisiones por sí mismos. John Boyd, un estratega militar y coronel de la Fuerza Aérea de EE. UU., acuñó el término “bucle OODA” (observar, orientar, decidir, actuar) para describir el proceso de toma de decisiones en combate.

Fundamentalmente, la IA podrá ejecutar cada parte del bucle OODA mucho más rápido. El conflicto puede ocurrir a la velocidad de las computadoras, no a la velocidad de las personas. Como resultado,

En eras anteriores, las tecnologías que dieron forma a la geopolítica , desde el bronce hasta el acero, desde la energía de vapor hasta la fisión nuclear, eran en gran medida singulares. Había un umbral claro de dominio tecnológico, y una vez que un país lo alcanzaba, el campo de juego estaba nivelado.

La inteligencia artificial, por el contrario, es de naturaleza generativa. Al presentar una plataforma para la innovación científica y tecnológica continua, puede conducir a una innovación aún mayor. Ese fenómeno hace que la era de la IA sea fundamentalmente diferente de la Edad del Bronce o la edad del acero.

En lugar de la riqueza de los recursos naturales o el dominio de una tecnología dada, la fuente del poder de un país ahora radica en su capacidad para innovar continuamente.

Este círculo virtuoso solo se volverá más y más rápido. Una vez que la computación cuántica alcance la mayoría de edad, las computadoras ultrarrápidas permitirán el procesamiento de cantidades cada vez mayores de datos, produciendo sistemas de inteligencia artificial cada vez más inteligentes.

Estos sistemas de IA, a su vez, podrán producir innovaciones revolucionarias en otros campos emergentes, desde la biología sintética hasta la fabricación de semiconductores. La inteligencia artificial cambiará la naturaleza misma de la investigación científica.

En lugar de avanzar en un estudio a la vez, los científicos descubrirán las respuestas a viejas preguntas mediante el análisis de conjuntos de datos masivos, liberando a las mentes más inteligentes del mundo para dedicar más tiempo al desarrollo de nuevas ideas.

Como tecnología fundamental, la IA será fundamental en la carrera por el poder de la innovación, ya que se encuentra detrás de innumerables desarrollos futuros en descubrimiento de fármacos, terapia génica, ciencia de materiales, y energía limpia, y en la propia IA. Los aviones más rápidos no ayudaron a construir aviones más rápidos, pero las computadoras más rápidas ayudarán a construir computadoras más rápidas.

Incluso más poderosa que la inteligencia artificial actual es una tecnología más completa, por ahora, dada la potencia informática actual, todavía hipotética, llamada “inteligencia general artificial” o AGI. Mientras que la IA tradicional está diseñada para resolver un problema discreto, AGI debería poder realizar cualquier tarea mental que un humano pueda y más.

Imagine un sistema de inteligencia artificial que pudiera responder preguntas aparentemente intratables, como la mejor manera de enseñar inglés a un millón de niños o tratar un caso de enfermedad de Alzheimer.

Faltan años, quizás incluso décadas, para el advenimiento de AGI, pero el país que desarrolle la tecnología primero tendrá una gran ventaja, ya que luego podría usar AGI para desarrollar versiones cada vez más avanzadas de AGI, obteniendo una ventaja en todos los demás dominios de la ciencia. y tecnología en el proceso.

Conseguir el máximo potencial de las inteligencias artificiales sin duda marcará el rumbo de la geopolítica en los próximos años, pero existen otras tecnologías que también lo harán, como hacer de la fusión nuclear algo cotidiano o desarrollar la próxima generación de conectividad móvil 6G.