La ONU asegura que la IA representa un serio riesgo para los derechos humanos

El pasado 18 de febrero, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, advirtió que los desarrollos de Inteligencia Artificial representan un gran peligro para los derechos humanos de las personas. Según Turk, los avances más recientes en IA son una grave amenaza para la privacidad de las personas, por lo que es necesario ajustar esta tecnología para evitar violaciones. Por ello, más de 60 naciones pertenecientes a la ONU solicitaron regular la IA en su defensa para garantizar que no repercuta en la seguridad, la estabilidad y la responsabilidad internacional.

A pesar de que los avances en Inteligencia Artificial son una gran promesa para la evolución del mundo en general, lo cierto es que también están representando un serio riesgo para las personas. Primero, por el temor de que este tipo de herramientas logren reemplazar a los humanos en sus profesiones y, segundo, por la posibilidad de que dichas tecnologías afecten los derechos fundamentales de los individuos. Tomando en cuenta que, incluso, la IA puede escalar un conflicto militar y perpetrar una matanza sin precedentes.

La ONU asegura que la IA viola nuestros derechos humanos

No es un secreto que la Inteligencia Artificial ha ingresado a nuestro a día a día, principalmente, revolucionando las búsquedas en Internet. Aparte de esto, dichos sistemas también han cambiar la forma de controlar nuestra salud y ha demostrado su capacidad de generar toda clase de contenidos escritos en segundos, con una simple petición por parte del usuario.

Recientemente, el auge de ChatGPT en la industria tecnológica ha impulsado un sinfín de conversaciones y opiniones acerca de cómo pueden repercutir la existencia de chatbots de este tipo. Si bien, la herramienta desarrollada por OpenAI ha transformado muchas áreas en líneas tecnológicas e informáticas, pero ha causado controversia en el mundo. En primer lugar, por su capacidad de incentivar el plagio, pues como generadora de textos causo alarma en las escuelas y universidades. Desde entonces, su idoneidad absoluta se puso en duda.

Así, tanto ChatGPT como las herramientas basadas en IA, han plateado numerosas dudas acerca del sesgo social, cultural y político que existe. Muchos expertos han señalado las notables preocupas éticas acerca del uso de estas herramientas, ya que podría generar resultados inesperados e infringir las leyes de muchas maneras, en caso de que no revelen un óptimo funcionamiento.

Sin embargo, esto no es lo más preocupante del caso. El pasado 18 de febrero, se reveló que la IA tiene un notable potencial de violar nuestros derechos humanos. El alto comisionado de la ONU y jefe de derechos humanos de la agencia, Volker Turk, emitió un comunicado en el que advierte que los recientes avances en Inteligencia Artificial representan una grave amenaza para los DDHH.

“I am deeply disturbed by the potential for harm of recent advances in #ArtificialIntelligence. Human agency, human dignity and all human rights are at serious risk. This is an urgent call for both business and governments to develop quickly effective guardrails.” – @volker_turk pic.twitter.com/HVxvyRNgME

— UN Geneva (@UNGeneva) February 20, 2023

Es por esto que, no dudo en hacer un llamado urgente a las empresas y los gobiernos para desarrollar medidas de seguridad rápidamente efectivas. Razón por la que, más de 60 naciones (incluidas China y Estados Unidos) solicitaron regular la IA en su defensa, con el objetivo de evitar que dicha tecnología pueda socavar la seguridad, la estabilidad y la responsabilidad internacional. De allí, el plan de Turk en idear nuevas estrategias de salvaguardias para prevenir violaciones.

“Estoy profundamente preocupado por el potencial de daño de los recientes avances en inteligencia artificial”, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos”.

Volker Turk, alto comisionado y jefe de derechos humanos de la ONU.

Por su parte, las preocupaciones del alto comisionado de la ONU iniciaron cuando percibió una creciente demanda de drones guiados por IA y “robots de matanza”, que pueden operar sin intervención por parte de humanos capacitados.

Tal y como lo que se anunció en San Francisco (Estados Unidos), en donde la policía ya puede desplegar robots que maten humanos y aunque esta medida tuvo una fuerte objeción de parte de los grupos defensores de Derechos Humanos, el cuerpo policial de la ciudad dispone de una docena de robots para ampliar la visión en zonas complicadas y actuar en contra de los delincuentes.

Así como este desarrollo, existen muchos más que, según Turk, tienen el potencial de escalar un conflicto militar y desencadenar una masacre a nivel mundial. Lo cual, principalmente, viola el derecho a la vida, el derecho a un recurso y el principio de dignidad, aparte de que también repercute de forma negativa en muchos derechos más que posee cualquier persona. Por ende, la IA es un gran peligro para la sociedad.

“La agencia humana, la dignidad humana y todos los derechos humanos están en grave riesgo. Este es un llamado urgente tanto para las empresas como para los gobiernos para que desarrollen medidas de protección rápidamente efectivas que se necesitan con tanta urgencia”.

Volker Turk, alto comisionado y jefe de derechos humanos de la ONU.

¿Deben las IA ser reguladas en el futuro?

Para los altos comisionados de la ONU, es inaceptable seguir reaccionando tardíamente a los efectos de la IA en la sociedad y, por ende, no pueden seguir permitiendo que se use sin fronteras ni supervisiones, ya que sus consecuencias sobre los derechos humanos son inevitables. Por ello, proponen que quienes desarrollen e implementen herramientas de IA, se aseguren de poner los derechos humanos en primer lugar, como un aspecto fundamental para la verdadera evolución de la tecnología, sin tener que asumir graves riesgos.

“Seguiremos esto de cerca, brindaremos nuestra experiencia específica y nos aseguraremos de que la dimensión de los derechos humanos siga siendo fundamental para el avance de esto”.

Volker Turk, alto comisionado y jefe de derechos humanos de la ONU.

En otras palabras, los apoderados de la Organización de las Naciones Unidas proponen que la IA sea regulada en un futuro no muy lejano. Por ejemplo, Michelle Bachelet, quien se desempeñó como alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos entre 2018 y 2022; declaró que se debe pedir frenar el desarrollo de algunas de estas herramientas de Inteligencia Artificial, para tratarlas nuevamente y volver a impulsarlas hasta que se hayan puesto en vigor las salvaguardas adecuadas para los usuarios.

Por consiguiente, así enfatizan la urgente necesidad de establecer una prórroga a la venta, distribución y uso de los sistemas de IA que amenazan los derechos humanos gravemente. Si bien, aceptan que estos desarrollos pueden ayudar a las sociedades a superar algunos de sus mayores retos, pero también afirman que pueden desplegar efectos nocivos y hasta catastróficos, cuando se implementan sin prestar la debida atención a su potencial de vulnerar los DDHH.

“Mientras mayor sea el riesgo para los derechos humanos, más estrictos deben ser los requisitos legales para el uso de la tecnología de IA. Pero la evaluación de los peligros y cómo superarlos puede llevar todavía algún tiempo, por lo cual los Estados deberían implementar desde ahora moratorias sobre el uso de las tecnologías que presentan un alto potencial de riesgo”.

Michelle Bachelet, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Un claro ejemplo de cómo pueden afectar los derechos humanos de las personas las herramientas de IA, es su operación en sistemas de elaboración automática de perfiles y otras tecnologías de aprendizaje para las máquinas.

Según concluyen los altos comisiones de la ONU, estas tecnologías pueden vulnerar el derecho a la intimidad y otros relativos a la salud, la libertad de expresión, la libertad de movimiento y la educación. Hoy en día, ya existen varios casos en los que las personas han sido “injustamente tratadas” por el uso de IA, como consecuencia de errores en los sistemas de reconocimiento facial.