La nueva y loca idea de inundar la Tierra para cultivar fitoplancton y reducir el monóxido de carbono para salvar al mundo del cambio climático

Hace muy poco leyendo se me planteó una cuestión: “¿Cómo podrías salvar el mundo en un solo día?” Curioso que, justo después, leo esto. No es exactamente lo mismo, claro está, pero me resulta, cuanto menos, curioso, que exista una manera efectiva aunque no muy locuaz de conseguirlo. Sería inundando la Tierra para que el fitoplancton reduzca el tan abundante y contaminante CO2.

Siempre está en boca de todos que el cambio climático es grave y cada vez más acelerado por las desorbitadas cantidades de dióxido de carbono que emitimos. Si esto realmente es cierto, saber que existe una manera de poder echar marcha atrás reduciendo significativamente esos niveles y, además, no se requiere de grandes máquinas ni inventos aún por desarrollar. “Sólo” habría que inundar el planeta de esta masa orgánica marina para que el CO2 fuese absorbido por los océanos.

La loca idea de la ciencia de inundar la Tierra para cultivar fitoplancton

Antes de seguir quiero comentar que esta es sólo una idea, y algo loca, de hecho. No se trata de un plan que se piense en llevar a cabo en ningún momento ni se está trabajando en algo similar pero a menor escalada; nada de eso. Este artículo es meramente informativo: existe una solución para reducir el dióxido de carbono terrestre, sí, pero no es factible. Te lo contamos como una mera curiosidad.

Las quejas sobre la emisión tan absurda de CO2 que existen en la atmósfera terrestre son cada vez mayores y se sustentan como causa principal del proceso de cambio climático que estamos viviendo desde hace décadas. Sin embargo, te resultará muy curioso saber que en nuestros mares y océanos la cantidad de este compuesto es 50 veces mayor.

Investigadores expertos en climatología están sugiriendo que con un ligero aumento que las aguas tomasen de la atmósfera se evitarían algunos de los peores efectos que el cambio climático tiene sobre nuestro planeta. Este ya está cubierto de agua en un 70%. No sería una locura aumentar un poco más este porcentaje para que el agua pudiese absorber y disolver el CO2 que nos sobra aquí en el aire.

El fitoplancton sería clave para reducir los niveles de CO2 en la atmósfera

El fitoplancton es un conjunto de organismos de vida acuática del plancton. Su característica es su alimentación autótrofa, captando luz solar para hacer la fotosíntesis de manera similar a como la hacen las plantas. Con ello no sólo se consume CO2 sino que también se libera oxígeno. Tanto es así que este suborganismo es el encargado de proporcionarnos nada más y nada menos que la mitad del oxígeno del aire que respiramos.

Sabiendo esto, no es raro pensar que la solución pasa por tener más fitoplancton en el océano para así conseguir que recoja más carbono atmosférico. Y una manera sencilla de hacer florecer el plancton es introduciendo hierro en el agua. Curiosamente, hay muchas zonas acuáticas del planeta donde el nivel de hierro es ínfimo por lo que, hasta el momento, todo tendría sentido. En estos lugares se añade hierro, aparece más fitoplancton y se lleva una buena cantidad de CO2 de nuestra atmósfera.

Esta idea surge hace ya siglo y medio, cuando los efectos del cambio climático empiezan a hacerse evidentes y se consiguen investigaciones previsoras alarmantes sobre qué ocurrirá a futuro si se sigue contaminando de ese modo. Y no sólo lo seguimos haciendo sino que en una medida mucho mayor. El oceanógrafo John Martin, ya bien consciente del problema antes de terminar el siglo XX empezó a trabajar con la idea.

“Denme medio camión cisterna de hierro y les cortaré una edad de hielo”

J. Martin

Aun así, la fertilización de hierro en el mar no es algo en lo que la ciencia ponga mucha atención. La excepción la pone el radioquímico Ken Buesseler. Con su equipo marino ha conseguido alterar significativamente el movimiento del carbono, que marcha hacia las profundidades. Esto ocurrió hace 20 años, y poco más se ha hecho al respecto. Sí afirma Buesseler que distribuyeron hierro en una forma química consiguiendo exitosamente una mayor absorción de carbono.

Actualmente se están buscando distintas maneras en las que los océanos puedan ayudarnos con este problemilla. Sin ir más lejos, antes de terminar este pasado año se realizó un informe por parte de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina que buscaba precisamente eso, ver qué opciones teníamos disponibles ayudándonos del agua de nuestro planeta. En este informe Ken participó recordando al mundo su éxito de hace dos décadas y animando al mundo de la ciencia ofreciéndose como partícipe de lo que se pueda hacer, incitando a experimentar.

Buesseler quiere adentrarse en el mar para hacer experimentos siempre y cuando estos no dañen los ecosistemas. Por contra, con ellos sí se puede conseguir mucha más información, específicamente de cómo sería el caso de que se diese una introducción de hierro considerablemente mayor, considerando especialmente el largo plazo. El radioquímico está seguro de que esto no sería negativo pero, por supuesto, debe investigarse.

De hecho él ya cuenta con un tanque con el que absorbe CO2 por su cuenta. Lo que “propone” es hacer esto a gran escala. Siendo conservador, estima que podría hacerse con una gigatonelada de CO2 por año. El problema es el trabajo para el fitoplancton, que sería mayor en proporción. Así mismo, el mismo Buesseler ha dicho que cambiarían los tipos de animales y plantas pero que eso es algo que ya está sucediendo debido a la acidez y la temperatura de las aguas.

El procedimiento, obviando la variación del ecosistema (algo que por ahora no se pretende hacer) sería sencillo e incluso económico si se le puede llamar así. Un átomo de hierro consigue que, con el tiempo, se fijen decenas de miles de átomos de carbono. No necesitamos buques gigantescos ni acaparar medio océano para conseguirlo. Un barco medianito repleto de hierro navegando y soltando el hierro químico o ya en estado sólido incluso en los puntos donde más interesa sería suficiente. Eso sí, antes habría que estudiar cada una de las zonas.

El fitoplancton, además, florece rápidamente. El procedimiento es visible sin microscopio en tan sólo un día. Sería ideal comenzar por aquellas zonas más empobrecidas como el Hemisferio Sur. En cualquier caso, esta NUNCA podría ser una forma definitiva de acabar con el carbono, pues las cantidades de este son demasiado altas. No se trata de una alternativa para poder continuar usando combustibles fósiles sino una ayuda más, entre otras, para intentar alcanzar las cifras propuestas en los acuerdos medioambientales (a las cuales ni nos estamos acercando).