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En Estados Unidos, un equipo de científicos de la Universidad de Maryland, específicamente del Centro de Innovación de Materiales, descubrió que los crustáceos y las langostas contienen una sustancia química en sus caparazones que puede emplearse para alimentar baterías. Dicha sustancia, conocida como “quitina” y combinada con el zinc, podría ser un reemplazo perfecto para el litio y se torna 99.7% más eficiente en las baterías de los autos electrónicos, en 400 horas de uso.
Por lo general, los caparazones de los cangrejos y otros crustáceos están llenos de este químico que, en los restaurantes, son desechados porque no tienen otro uso para ellos. Sin embargo, después de una investigación, los expertos creen que tales desechos son idóneos como un poderoso recurso en la búsqueda de baterías más sostenibles, tanto en USA como a nivel mundial. Lo mejor, es que estas baterías podrían biodegradarse en solo cinco meses.
Descubrimos nuevo material para reemplazar el litio de las baterías
Hoy en día, las baterías de iones de litio son las más comunes para dispositivos móviles, portátiles y por supuesto, vehículos eléctricos. No obstante, desde hace algún tiempo, los fabricantes están buscando nuevas alternativas al litio porque, aparte de su escasez, este material es altamente contaminante y puede tardar cientos de miles de años en descomponerse una vez se agota. Lo peor, es su contaminación inicia desde su fase de extracción, pues tiene un devastador impacto ambiental.
Sin embargo, mientras muchas compañías buscan otras alternativas para operar de forma sostenible, lo cierto es que otras siguen apostando fielmente por el uso del litio. Un claro ejemplo de ello, radica en el anuncio de que Ford contribuyó con 3,5B€ para la creación de una nueva y contaminante fábrica de baterías para EV's, en Michigan (Estados Unidos) recientemente. La cual, será una fábrica que albergará más de 2.500 empleados desde sus inicios.
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Ahora bien, una reciente propuesta podría poner en jaque el plan de Ford en liderar la fabricación de baterías de litio en territorio estadounidense. Dado que, a finales de febrero, un equipo de científicos de la Universidad de Maryland, pertenecientes al Centro de Innovación de Materiales, descubrió que los crustáceos poseen un químico en sus caparazones que puede alimentar baterías cuando se combina con zinc.
Específicamente, se trata de una sustancia llamada “quitina”, la cual es desechada en masa por los restaurantes especializados en mariscos y hasta ahora, no han encontrado otro uso para la misma. No obstante, por su composición, los investigadores aseguran que estos desechos son útiles para fabricar baterías más sostenibles que logren satisfacer la actual y futura demanda de coches eléctricos, tanto en Estados Unidos como a nivel global.
Tras obtener las conclusiones de este estudio, los expertos de la Universidad de Maryland pudieron comprobar que las baterías hechas a base de quitina-zinc revelan una suficiencia del 99.7% después de más de 400 horas de uso. Sumado a ello, estas “baterías de mariscos” son biodegradables y se descomponen en el suelo después de solo cinco meses. Por lo tanto, el único residuo final sería el zinc, el cual puede reciclarse fácilmente.
Por naturaleza, el zinc se puede reutilizar en todas las etapas de su producción. Como, por ejemplo, de la chatarra de productos de latón.
Otra de las ventajas de esta clase de baterías, es que se pueden producir a escala y de forma accesible. Lo cual, es fundamental para apostar por la sostenibilidad ambiental en un mundo que debe alejarse de las fuentes de energía sucia, para producir toneladas de baterías que sean baratas y ecológicas a la misma vez. Adicionalmente, esta investigación brinda una gran solución para reducir la notable dependencia de las baterías de iones de litio en diferentes industrias.
Dada la idoneidad de este estudio, los expertos estadounidenses captaron la atención de otras escuelas a nivel mundial, incluyendo la Universidad de Nottingham, en Inglaterra. El profesor de química de materiales de esta casa de estudio, Graham Newton, quien experimenta la tecnología de baterías sostenibles, se mostró optimista sobre este descubrimiento afirmando que los resultados de laboratorio son prometedores, a diferencia de otros proyectos que suelen revelar ciertas brechas.
“Cuando se desarrollan nuevos materiales para tecnologías de baterías, tiende a haber una brecha significativa entre los resultados de laboratorio prometedores y una tecnología demostrable y escalable”.
Graham Newton, profesor de química de materiales en la Universidad de Nottingham.