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El cultivo de maíz se está modificando para hacerlo más respetuoso con el medio ambiente sin arriesgar la seguridad alimentaria

La contaminación ambiental liberada de los cultivos es cada vez más preocupante, por eso proponen que el cultivo de maíz utilice tres estrategias clave para garantizar la seguridad alimentaria y el respecto al medio ambiente

Saharay Pérez
Autor: Saharay Pérez
Fecha: 20 febrero, 2023 a las 13:23

Este 17 de febrero, fue publicado un interesante reportaje basado en la transformación del cultivo de maíz para un futuro más verde. Dicha transición, tiene como objetivo fomentar óptimas innovaciones para la seguridad alimentaria, aprovechando las bazas de la tecnología moderna, la agricultura de precisión y las semillas genéticamente modificadas. De ese modo, los expertos apuestan por el fitomejoramiento o mejoramiento vegetal, que es la técnica para diseñar la genética de las plantas en beneficio de la humanidad.​

Si bien el cultivo de maíz contamina el aire hasta tal punto de ser responsable de la muerte de miles de personas al año, el enfoque de este proyecto permitirá que dichos cultivos sean más respetuosos con el medio ambiente y conserven la seguridad alimentaria. Como se prevé que sus resultados sean de gran ayuda para minimizar la contaminación ambiental, nos preguntamos ¿Qué otros cultivos deberían seguir los mismos pasos de este para atenuar su efecto contaminante?

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El cultivo de maíz evoluciona para hacerse más verde

El cultivo de maiz evoluciona para hacerse mas verdea

A nivel global, los cultivos de maíz son numerosos porque se trata de uno de los alimentos más consumidos. No obstante, los productores más grandes a nivel mundial son Estados Unidos y China, que producen un 37% y un 21% de la totalidad universal, a nivel mundial. En efecto, se consideran los países que revelan una mayor contaminación ambiental por alojar este tipo de cultivo.

Según una reciente investigación realizada por un grupo de expertos de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, el cultivo de maíz es el responsable de 4.300 muertes prematuras en el país. Dado que esta clase de siembra eleva notablemente la contaminación del aire por las emisiones de su producción, los cual altera las vías respiratorias de los seres vivos e incluso puede llegar al torrente sanguíneo, provocando muerte precoz por afecciones pulmonares y cardiacas.

El maíz ocupa más de 90 millones de acres de tierras agrícolas ubicadas principalmente en el Medio Oeste y las Grandes Planicies. Alrededor de un 90% de la producción se destina a la alimentación del ganado y la fabricación de etanol.

Es por ello que los daños provocados a la salud humana solo en Estados Unidos, alcanzan un coste de un 62% del precio de la tonelada del maíz en el mercado. Por si fuera poco, estos cultivos también aceleran el cambio climático por la alta liberación de gases invernaderos, generan contaminación del suelo con la consecuente pérdida de su calidad y afectan las aguas subterráneas provocando eutroficación.

Debido a esta preocupante situación, tanto en Estados Unidos como en el mundo, los expertos se han visto en la necesidad de proponer nuevas soluciones para lograr que el cultivo de maíz evolucione hasta hacerse más verde. Tal es el caso de un reciente reportaje llamado “Transformando el cultivo de maíz para un futuro más verde: innovaciones para la seguridad alimentaria”, el cual fue publicado este 17 de febrero y ha abierto nuevas posibilidades para seguir cultivando el maíz, pero atenuando su contaminación medioambiental.

En el informe, los investigadores la correlación de tres conceptos fundamentales para lograr esta transición. Se trata de la tecnología moderna, la agricultura de precisión y las semillas genéticamente modificadas. En el caso de la primera, actualmente, está transformando la forma en la que se cultiva el maíz en las granjas para tener un futuro más verde.

Por otro lado, la agricultura de precisión es idónea para elevar la productividad y reducir el impacto ambiental. Además, las semillas genéticamente modificadas proporcionan más resistencia a las plagas y minimizan la necesidad de usar pesticidas y herbicidas perjudiciales.

Para implementar la tecnología moderna en esta clase de cultivos y transformar la agricultura tradicional, proponen el uso de drones y sensores que ayuden a monitorear el crecimiento de los cultivos, los patrones climáticos y las condiciones del suelo.

De esa forma, asegura mejores rendimientos y un empleo mucho más eficiente de los recursos existentes. Así entra en juego la agricultura de precisión para mejorar la productividad de los cultivos y resolver los problemas del uso adecuado de los recursos. Lo cual, junto con técnicas modernas de riesgo, disminuyen el desperdicio y conservar el agua.

Las nuevas tecnologías en la agricultura ofrecen una ayuda sustancial a los agricultores en su empeño por optimizar los insumos, simplificar la gestión en la agricultura y elevar la productividad.

En el caso de las semillas genéticamente modificadas, están diseñadas para atenuar el uso de pesticidas y herbicidas que, con el tiempo, produce una alta contaminación ambiental.

Esta reducción se ve apoyada por la resistencia que tienen este tipo de semillas a las plagas, con el fin de que puedan eludir diversos factores que tienden a afectar el desarrollo de la planta. Con ello, apuestan por el fitomejoramiento, que es el responsable de un 50% de la productividad y ofrece variedades de técnicas para afrontar el cambio climático en beneficio de los seres humanos.

En 2019, un 48% de las hectáreas sembradas con cultivos transgénicos (semillas modificadas genéticamente) en el mundo, correspondieron a soja, un 32% a maíz, un 14% a algodón y un 5% a canola.

Todo esto, con la finalidad de garantizar la seguridad alimentaria para una población en crecimiento, al mismo tiempo que es posible cuidar el planeta.

Por la situación actual en términos de contaminación y ampliación de la población mundial, la seguridad alimentaria sigue siendo una preocupación importante para todos. No obstante, el hecho de apostar por cultivos respetuosos con el medio ambiente y disfrutar de esta transición, permitirá contar con la disponibilidad suficiente y estable de alimentos, su acceso oportuno y su aprovechamiento biológico.

Otros cultivos contaminantes que deberían seguir el camino del maíz

El cultivo de maíz no es el único que revela una contaminación medioambiental preocupante, pues existen otros alimentos que también alteran los recursos del ambiente y tienden a afectar la seguridad alimentaria. Es por ello que vale la pena precisar cuáles son los otros cultivos contaminantes que deberían tomar el ejemplo del maíz y adoptar la misma transición para hacerse más respetuosos con el medio ambiente.

Uno de estos cultivos, es el de soja. Se trata de una legumbre de origen asiático, rica en proteínas y vegetales que permite sustituir alimentos de origen animal. Sin embargo, este es un tipo de cultivo que produce gran contaminación en las fuentes de agua circundantes, porque depende de agroquímicos (como fertilizantes y pesticidas), dañando así la vida silvestre.

Además, la producción de soja causa deforestación, desertificación, exportación libre de suelo y agua virtual. Un claro ejemplo de su efecto perjudicial, es lo que ocurrió en la selva del Amazonas, pues una gran extensión de cultivo de soja destrozó las áreas verdes.

Otro de los cultivos que revela una notable contaminación, son los cultivos de arroz. Por un lado, generan altas emisiones de metano, pues un 10% de estas a nivel global es causada por dicho tipo de cultivo, lo que da lugar a gas de efecto invernadero. Aparte de ello, utilizan hasta un 40% de toda el agua empleada para el riego, ya que sus extensas plantaciones requieren de grandes cantidades de agua dulce para su desarrollo y crecimiento.

También encontramos que los cultivos de almendras perjudican significativamente al medio ambiente, debido a que son uno de los que más agua necesita. Por defecto, este fruto seco se cultiva en zonas bastante áridas y, por ende, el gasto de agua en cada cosecha es mucho más alto que la producción de otros frutos similares. Entonces, su continuo gasto de agua tiende a empobrecer los ecosistemas acuáticos, facilita la proliferación descontrolada de algas fitoplanctónicas en los lagos y hasta contamina la cadena alimentaria.

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Saharay Pérez
Autor: Saharay Pérez

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