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Las ansias por conocer lo desconocido llevan a los científicos a enviar misiones al espacio. Con el tiempo, todas los armazones de las naves espaciales, satélites y cohetes quedan flotando abandonadas, aumentando la cantidad de chatarra que pone en riesgo futuras investigaciones y el desempeño de las comunicaciones terrestres.
A pesar de la problemática, ninguna de las organizaciones involucradas ha presentado una propuesta seria y viable para limpiar el espacio. Lo que es peor, cada vez que se fabrica un aparato nuevo, no se indica lo que se hará con él después que finalice su vida útil, lo que ha llevado a que se forme la llamada franja de chatarra espacial.
La basura espacial sigue aumentando y nadie sabe cómo solucionarlo
El envío de satélites al espacio comenzó en 1957. Desde esa fecha y hasta enero de 2022, los científicos calculan que existen unas 9.000 toneladas métricas de chatarra, lo que incluye desechos de naves espaciales, vehículos de lanzamiento de cohetes, fragmentos de hierro, satélites inactivos, restos de colisiones y otras cosas más. Los tamaños de los objetos son diferentes, aunque el riesgo de que choquen entre sí es poco.
Although active satellites help us communicate, understand, and navigate our world, the kinetic tangle of space junk in lower orbit is a big problem with no easy solution ... and we're creating new space detritus every day. Here's what you need to know: https://t.co/IPACBOvwU5
— The Week (@TheWeek) January 3, 2023
Las siguientes cifras permiten entender la magnitud del problema. De acuerdo con la Agencia Espacial Europea, existe alrededor de 130 millones de objetos que tienen tamaños que va de 1 milímetro a 1 centímetro. Dicen que esto podría obstaculizar el buen desenvolvimiento de las misiones que en el futuro irán al espacio. Además, se sabe de la existencia de unos 25.000 que superan los 10 cm. Al parecer, se mantendrán en la órbita de la Tierra durante un milenio.
La NASA informa que gran parte de la basura se localiza en la órbita terrestre baja. Hay eventos que han contribuido a que el depósito aumente su tamaño. Uno de ellos fue causado por el misil que utilizó China en 2007 con la finalidad de eliminar un satélite meteorológico que era de su propiedad. En esa acción, fueron a parar 3.500 objetos a esa franja. Dos años más tarde, los organismos rusos realizaron una operación similar, que envió otro lote de restos.
Aunque no son piezas de gran tamaño y que a la vista humana parecen muy chicas, la velocidad con la que se desplazan lleva a que causen mucho daño. Una de las mayores preocupaciones que tienen los astronautas es que el descontrol lleve a que algunos objetos colisionen con la Estación Espacial Internacional, lo que pondría en riesgo la vida de los tripulantes. A la distancia observaron cómo en 2019 un satélite activo estadounidense chocó con uno ruso que estaba inactivo por accidente, si bien se trata de un hecho aislado y poco común.
Recoger desechos en el espacio será como atrapar bajas en el aire
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Los cálculos realizados estiman que la velocidad a la que viajan los desechos espaciales es de 10 a 15 km/s, diez veces más que una bala. A ese ritmo, si colisionan con algún objeto activo pueden causar mucho daño y alterar su funcionamiento. Los que llegan a caer en la Tierra, lo hacen en los océanos o en regiones que tienen muy poca población. Por eso se descarta que afecten el normal desenvolvimiento de los humanos.
¿Sabías que hay más de 4,7 mil satélites y sondas revoloteando alrededor de nuestro planeta? ¿y que solo el 38% están en funcionamiento? Hay una gran cantidad acumulada de basura espacial. Representa un reto de nuestra era comenzar la limpieza. Imagen: concepto artístico, ESA pic.twitter.com/LV15foBQnN
— Fundación Persea (@FundacionPersea) October 12, 2018
Desde hace tiempo, las agencias realizan un rastreo del comportamiento que tiene la chatarra espacial. Sin embargo, no existe una ley que obligue a quienes generan basura a que la limpien o la eliminen. Pero hay que tener claro que recoger objetos tan chicos menores a un centímetro es una tarea prácticamente imposible. Habría que dedicar decenas de años con algunos robots especializados que costaría una fortuna fabricar.
Ahora bien, Luisa Innocenti, encargada de limpieza del espacio de la ESA, piensa que una alternativa viable es remover los objetos de mayor tamaño para que no ocasionen colisiones. Reconoce que es un emprendimiento muy complicado, por ello lo más conveniente sería programar los satélites que se fabriquen en el futuro para que se remuevan o destruyan una vez que cumplan su vida útil. O lanzarlos con cintas de aluminio que permitan desorbitarlos de manera sencilla.
Por otra parte, Sarah Al Amiri, presidenta de UAE Space, dice que las futuras naves espaciales deben tener la capacidad de limpiarse solas. Piensa que el día de hoy es imposible encontrar una que cumpla con estas características. De esa manera aboga por la creación de mecanismos que se respeten antes de cualquier lanzamiento. En el caso de la NASA, en fechas recientes ha emitido los requisitos que tienen que cumplir en lo adelante los fabricantes, lo que llevará a que las empresas adapten sus presupuestos.
Otros países han decidido tomar medidas adicionales. Rusia, China, Japón, Francia y la Agencia Espacial Europea han emitido declaraciones que tienen el objetivo de contribuir a la limpieza del espacio cada vez que sus investigadores realicen un lanzamiento. Ante eso, la experta Erika Wagner asegura que hace falta un marco regulatorio adecuado sumado a los avances tecnológicos que les permitan limpiar los cielos.
En ese orden, Thomas Schildknecht, director de la Unión Internacional de Astrónomos, sostuvo que todos los seres humanos tenemos derecho a un cielo despejado, ya que solo de esa manera se pueden obtener mayores conocimientos sobre el funcionamiento del universo. Además, si la basura continúa su reproducción, en el futuro será imposible salir de la Tierra y realizar una observación apropiada de los fenómenos que se producen en el espacio exterior.