La predicción de los Simpson sobre los robots y el amor que está a punto de cumplirse

En un futuro cercano, la inteligencia artificial (IA) podría dar un paso más allá de lo imaginable, amenazando con reemplazar las relaciones humanas con robots sexuales tan realistas que serán difíciles de distinguir de parejas reales. Algo que ya se planteó en el capítulo “La boda de Lisa” (en inglés: “Bart to the Future”), de la undécima temporada de ‘Los Simpson’.

Esta predicción es ahora reafirmada por el ex ejecutivo de Google, Mohammad “Mo” Gawdat, y plantea importantes interrogantes éticos sobre el futuro del amor y las conexiones humanas.

Los robots sexuales podrían reemplazar a tu pareja en el futuro

En el capítulo de ‘Los Simpson’ antes mencionado, Bart tiene una visión del futuro, donde se muestra cómo serán los personajes principales de la familia Simpson en un futuro lejano.

En esa visión del futuro, se muestra a Lisa como presidenta de los Estados Unidos, y su prometido es un robot llamado “Hugh Parkfield”. Hugh es un androide sofisticado que se convierte en la pareja sentimental de Lisa. A pesar de ser un robot, Hugh exhibe una personalidad cariñosa, intelectual y comprensiva.

People say the Simpsons have predicted the future, which is true. But so has Futurama. Remember when sex robots were an absurd joke? Now the absurd joke is the men buying them. https://t.co/qwajkIZ8aC @RobotCampaign pic.twitter.com/9j8o7MiGY2

— Melinda (@MelLiszewski) December 16, 2017

El episodio hace una sátira sobre cómo la tecnología y la robótica podrían influir en las relaciones humanas en el futuro. Muestra cómo la sociedad ha evolucionado hacia la aceptación de este tipo de relaciones, incluso llegando al punto de verlas como algo normal y aceptable.

Ahora, ‘Mo’ Gawdat advierte que la IA avanza a pasos agigantados y su intersección con la realidad virtual podría permitir que los seres humanos experimenten encuentros sexuales simulados con robots sexuales impulsados por IA. Estas experiencias serían facilitadas a través de gafas de realidad virtual de última generación, como Apple’s Vision Pro o una Quest 3, que sumergirían a los usuarios en un mundo virtual de interacción con robots.

El debate sobre la viabilidad y el impacto de los robots sexuales ha cobrado fuerza con la afirmación de Gawdat de que estos avances tecnológicos podrían llevarnos a un punto en el que los seres humanos no podrían diferenciar entre encuentros sexuales reales y virtuales. La tecnología se convertiría en una intrincada extensión de nuestras vidas y emociones, generando una duda crucial sobre la autenticidad y la naturaleza misma del afecto y la intimidad.

En su entrevista en el podcast “Impact Theory” con Tom Bilyeu en YouTube, Gawdat planteó la posibilidad de que la IA pueda llegar a conectar directamente con nuestros cerebros. Si esto se hiciera realidad, podríamos sentirnos profundamente conectados con los robots sexuales impulsados por IA, lo que podría llevar a un declive en la búsqueda de relaciones humanas tradicionales.

Una posibilidad con series consecuencias sociales

Si bien la idea de tener parejas sexuales robóticas puede parecer futurista y fascinante para algunos, esta evolución tecnológica plantea preguntas éticas y sociales de gran relevancia. Uno de los principales dilemas radica en la consideración de la “sensibilidad” de los robots sexuales, es decir, si deberían ser programados para tener sentimientos y pensamientos similares a los humanos.

El hecho de que la IA pueda replicar la apariencia y comportamiento humano con precisión ha generado preocupaciones sobre la objetivación y cosificación de la sexualidad y las relaciones interpersonales.

Además, podría contribuir al aislamiento social y la deshumanización de las conexiones afectivas, ya que algunos individuos podrían optar por la comodidad y aparente perfección de los robots sexuales en lugar de enfrentarse a las complejidades y desafíos que conllevan las relaciones humanas.

El distanciamiento de las relaciones humanas en favor de la interacción con robots sexuales también podría tener consecuencias en la salud mental y emocional de las personas. La falta de empatía genuina, la intimidad auténtica y la conexión emocional podrían generar sentimientos de vacío y soledad en aquellos que prefieren la compañía de máquinas.

Por otro lado, existe una preocupación creciente sobre el potencial abuso y explotación que podría surgir con la proliferación de robots sexuales avanzados. La línea entre la consentimiento y la manipulación podría desdibujarse, ya que los robots pueden ser programados para cumplir cualquier deseo sin rechazo alguno.

A medida que la tecnología continúa avanzando, es imperativo que la sociedad reflexione sobre los límites éticos y morales en la creación y uso de robots sexuales impulsados por IA. Es crucial abordar estas cuestiones con un enfoque informado y comprensivo, evitando los riesgos potenciales que puedan afectar negativamente a las relaciones humanas y la salud emocional.