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En 2022 vimos un crecimiento notable en el desarrollo de sensores y dispositivos para monitorear la salud de los usuarios. Desde las innovaciones de Apple en el iPhone 14 y sus Watch OS, hemos vivido una creciente ola de nuevos equipos que se encargan de llevar un historial detallado y personalizado de nuestro ritmo cardíaco, presión sanguínea y demás detalles.
Ahora, la inteligencia artificial se pone manos a la obra para aprovechar todos esos datos que podemos registrar día a día. Por ello en Reino Unido han iniciado el entrenamiento de Colaboración para el Diagnóstico y Evaluación del Síndrome Coronario Agudo (CoDE-ACS), un algoritmo de aprendizaje automático pretende predecir de forma eficiente las probabilidades de que una persona sufra un ataque cardíaco o accidente cardiovascular.
CoDE-ACS; un algoritmo que podría revolucionar el sector médico
Científicos británicos han desarrollado un algoritmo basado en inteligencia artificial (IA) que permite a los médicos diagnosticar infartos de manera rápida y precisa, mejorando la eficiencia y efectividad en el tratamiento de los pacientes. Denominado Colaboración para el Diagnóstico y Evaluación del Síndrome Coronario Agudo (CoDE-ACS), analiza datos de 10,286 pacientes de seis países distintos con posibles infartos.
A diferencia de los métodos convencionales, que se basan únicamente en la medición de los niveles de proteína troponina en la sangre, CoDE-ACS adopta un enfoque más amplio e integrador. Este algoritmo incorpora variables clave, como el género, la edad, los hallazgos del electrocardiograma (ECG), el historial médico del paciente y los niveles de troponina, para calcular la probabilidad de que un paciente haya sufrido un infarto.
Un estudio reciente reveló que CoDE-ACS puede descartar un infarto en más del doble de pacientes en comparación con los métodos actuales, con una precisión del 99.6%. Esto permite optimizar la atención de emergencia, evitando hospitalizaciones innecesarias y reduciendo la presión en los departamentos de emergencia sobrecargados.
El algoritmo ha demostrado una capacidad precisa de predicción en diversos subgrupos de pacientes, incluyendo hombres y mujeres, personas de edad avanzada, y aquellos con problemas renales o que llegaron tempranamente al hospital tras el inicio de los síntomas.
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Según los investigadores, CoDE-ACS tiene el potencial de transformar la atención médica de emergencia al proporcionar una herramienta eficaz y eficiente para el diagnóstico temprano de infartos. Al descartar rápidamente los casos de infarto en pacientes que no lo han sufrido, el algoritmo permite una gestión más precisa y oportuna de los recursos médicos, lo que a su vez puede salvar vidas y mejorar los resultados para los pacientes.
CoDE-ACS no solo se destaca por su capacidad de diagnóstico rápido y preciso, sino que también aborda algunas limitaciones de los métodos tradicionales. A diferencia de las pruebas de troponina, que requieren la recolección de muestras de sangre en momentos específicos, CoDE-ACS utiliza una variedad de datos, facilitando su aplicación en entornos de emergencia.
Además, el algoritmo no solo clasifica a los pacientes en categorías de bajo, intermedio o alto riesgo, sino que también considera otros factores relevantes, como el momento en que comenzaron los síntomas y los hallazgos del ECG. También tiene en cuenta variables importantes, como el sexo, la edad y las comorbilidades de los pacientes, proporcionando una evaluación más completa y personalizada.
¿Hasta qué punto podría la IA reemplazar a los médicos?
Con semejante innovación en pleno desarrollo, y viendo el potencial que tiene la inteligencia artificial para evolucionar de forma rápida, la primera pregunta que se nos viene a la cabeza es qué tanto podría hacer la IA por nuestra salud. En un principio, fijándonos en la naturaleza del aprendizaje automático, podríamos decir que evolucionarán lo suficiente como para realizar consultas completas.
Con la gran cantidad de datos que recolecta nuestro móvil, muy pronto podríamos tener un dispositivo que con solo analizar una gota de nuestra sangre, nuestro ritmo cardíaco y otros valores puntuales se pueda saber con precisión a que se debe cada cosa que pasa en nuestro cuerpo. En esencia, un doctor no es más que una persona que tiene amplios conocimientos sobre medicina.
Por ello, siendo completamente francos, una IA podría sustituir sin problema varios servicios de los médicos, y estos quedaría simplemente para tareas más avanzadas como operaciones o simplemente para establecer tratamientos específicos a afecciones nuevas o desconocidas. Esto sería bueno ya que se contaría con más profesionales que se dediquen a la investigación y búsqueda de curas contra cualquier afección.