¡Bravo! Hywind Tampen, la granja eólica flotante más grande del mundo ya ha comenzado a funcionar de forma oficial

El pasado 13 de noviembre, comenzó sus operaciones el parque de energía eólica flotante Hywind Tampen, en Noruega. Este es un importante avance en la producción y generación de electricidad verde, la cual elimina las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, se ahorran una gran cantidad de recursos económicos.

El Hywind Tampen es el primer complejo de este tipo que se construye en Noruega y tiene la misión de contribuir a la transición energética de la nación y a la seguridad en la materia del continente europeo. Es bueno recordar que hay otros proyectos similares que se construyen en China, Corea y el Reino Unido, lo que aumentará la capacidad de generación.

La granja eólica flotante Hywind Tampen ya ha producido su primera energía

Los encargados de llevar adelante la granja eólica flotante son los empresarios del grupo noruego Equinor. Las instalaciones se encuentran en la costa, región en la que hay aguas a una profundidad de 300 metros. Con las turbinas instaladas, se tendrá una capacidad de 88 MW y con ello se reducirán las emisiones de carbono en unas 200.000 toneladas al año.

Power production from the first turbine in the Hywind Tampen floating wind farm started on November 13. The power was delivered to the Gullfaks A platform.https://t.co/VVwI8VKrs3#OOTT #offshorewind #energy pic.twitter.com/LdSzPrp8hW

— Rigzone (@Rigzone) November 15, 2022

Los primeros pasos en la producción se dieron el domingo por la tarde. Las proyecciones son que, en lo que resta de año, funcionará con las siete turbinas que están colocadas, mientras que las cuatro restantes se activarán en 2023. Todos los aparatos fueron instalados en una estructura flotante con la idea de maximizar su capacidad.

La empresa opera otros proyectos similares, aunque el que acaban de inaugurar es el de mayor envergadura en el mundo. Aun así, en 2017 diseñaron el primer parque de este tipo, el cual tiene una capacidad de 30 MW y lleva el nombre de Hywind Scotland. Se ubica en Escocia y contó con una inversión superior a los 2 B€, ya que se creó una estructura capaz de resistir las duras condiciones climáticas, como por ejemplo los fuertes vientos.

En los Estados Unidos esperan para 2035 tener la capacidad de generar 15 MW a través de la energía eólica flotante. Con esa cantidad podrán abastecer a cinco millones de hogares. Así mismo, reducirán los costos implicados en esta tecnología y abrirán puertas para fortalecer los mercados emergentes. El país norteamericano todavía debe realizar un trabajo a gran escala para colocarse al nivel de Europa, que lleva un ritmo arrollador en la instalación de nuevas fuentes de energía.

Hywind Tampen; la granja flotante que se utilizará para alimentar a empresas petroleras y de gas en el mar del norte

Una de las zonas más productivas para las empresas de gas y petróleo es la del Mar Norte, esto aunque las organizaciones ecologistas han presionado con fuerza para que el gobierno paralice sus actividades. Igual movimiento se observa en Alemania y Holanda, donde se han introducido documentos en los tribunales. Aún así, hay muchas que mantienen sus operaciones y serán beneficiadas con la generación que realizará esta granja flotante.

El comunicado de prensa que emitió la compañía que opera el parque eólico menciona que la primera energía producida se envió al campo de Gullfaks, lo que según el vicepresidente de proyectos Geir Tungesvik, lo convierte en un complejo único. Se espera que sea capaz de satisfacer un 35% de la demanda energética, contribuyendo a la disminución de emisiones de carbono.

#14Nov/Equinor, es reconocida por su trabajo en la industria del petróleo y el gas, y decidió apostar por las nuevas energías logrando crear el mayor parque eólico marino flotante del mundo para apoyar las operaciones petroleras que realizan en el Mar del Norte. pic.twitter.com/azD5ae1Tvs

— Soy Gente del Petróleo (@soygdelpetroleo) November 14, 2022

Esta es una de las metas del gobierno noruego, que recientemente declaró a los periodistas que la industria del petróleo y el gas no desaparecerán en el país ni se desmantelarán sus instalaciones, sino que más bien apuntarán a un desarrollo sostenible. Según un informe de la Agencia Internacional de Energía, los ingresos e inversiones que proporcionan le dan un sustento económico enorme a la región.

Según el analista Nicolas Mazzucchi, Noruega exportará a Europa Occidental alrededor de 122.000 millones de metros cúbicos de gas, por lo que todas las empresas trabajan a máxima capacidad. En 2021 llegaron a cubrir un 20% de la demanda de todo el continente y con las estimaciones de este año subirán un 25%. De a poco quieren disminuir la dependencia de Estados Unidos y Qatar, aunque todavía falta trabajo por hacer. La ventaja es que toda esa comercialización representarán 117.000 M€, una diferencia favorable enorme comparada con las proyecciones iniciales que habían realizado.

Aparte de lo anterior, en esta región se producen 28.000 barriles de petróleo cada día, en un espacio que según las estimaciones de los expertos, resguarda dos millones de metros cúbicos de crudo. Esa es la razón por la que han abierto la puerta a empresas trasnacionales para que comiencen sus exploraciones y la extracción. Es en ese ámbito que toma mayor importancia la generación de nuevas fuentes de energía, que contrarresten un poco los efectos contaminantes de otras explotaciones.

La meta de Noruega en el tema de las energías renovables es disminuir la emisión de combustibles fósiles para la generación eléctrica en 2030. Un dato que no pasa desapercibido es que el país es el segundo del mundo en cuanto al porcentaje de agua que fluye en su territorio, por lo que buscan que las demandas de electricidad sean cubiertas por intermedio de fuentes hidroeléctricas. Para ello han desarrollado varios proyectos que apoyan a las empresas que estén interesadas en su desarrollo.

Los expertos no son tan optimistas y dicen que si mantienen el ritmo actual de instalación de nuevas fuentes de energía, para 2030 solo lograrán la reducción de un 24% y un 79% para 2050. Si juegan con esos plazos y conservan las perspectivas, las futuras generaciones podrán vivir en unos espacios menos contaminados.