¡Por fin una a nuestro favor! La UE planea normativa para garantizar la durabilidad y calidad de las baterías en dispositivos digitales

Enmarcados en el plan de diseño de móviles y tablets que sean sostenibles, la Unión Europea propone varias regulaciones que obliguen a los fabricantes de smartphone a suministrar repuestos y garantizar que las baterías alcancen un largo tiempo de vida. En el portal del parlamento, se encuentra un borrador de cuatro páginas en el que se traza la ruta para alcanzar el objetivo.

Esto se suma a la legislación que obligará a todos los modelos que entren al mercado desde el 2024 a tener un cable de carga estándar tipo USB-C, propuesta que en años anteriores tuvo la oposición de las grandes empresas, sobre todo de Apple. La sanción que tendrán los que incumplan estas regulaciones es que los productos no podrán ser comercializados en los países que conforman la Unión Europea.

La UE obligará a los fabricantes garantizar la duración y calidad de las baterías de todos los dispositivos

Las nuevas reglas que aparecen en los borradores del parlamento europeo buscan que los fabricantes mejoren la duración de las baterías que traen incluidas los dispositivos móviles, al igual que evitar que estos sean desechables al dañarse uno de sus componentes. Las industrias deben garantizar acceso a pilas de repuesto, cargadores y pantallas, entre otras cosas.

The EU wants to enforce better phone battery life and spare parts. (The Verge) #Mobile #Technology #Politics https://t.co/yITbqBxcA5 pic.twitter.com/AS1b9CnfMF

— James Gingerich, @Expeflow #WorkEasier #RPA (@jamesvgingerich) September 1, 2022

Este programa pretende reducir la huella de Carbono en Europa. Estiman que alargar la vida de un teléfono a cinco años es igual a retirar 5 millones de vehículos de las carreteras, es decir, se ahorrarían emisiones de 10 millones de C02. Esto además reduce la cantidad de basura electrónica y mejora el reciclaje de materiales para diseñar nuevos dispositivos. Aún así, la Coalición Ambiental sobre Estándares declaró que las propuestas son alentadoras, pero insuficientes.

Una vez que se aprueben las propuestas, los teléfonos inteligentes tendrán una etiqueta energética similar a la que tienen los electrodomésticos en Europa, en ese lugar se leerá la duración probable que tendrá la batería. En caso de que los fabricantes no puedan asegurar esta información, deben superar algunas pruebas en las que demuestren que el dispositivo es capaz de soportar mil cargas completas. Igualmente, se debe garantizar que si hay una actualización de software, al instalarla no se acortará la vida útil de la pila.

Los fabricantes tienen una posición distinta. Dicen que tener una mayor cantidad de piezas disponibles aumentará la contaminación y a la larga generará más costos al consumidor final. Por su lado, los expertos piensan que estas regulaciones causarán un fuerte impacto en las empresas chicas, lo que llevará a que desaparezcan los smartphone de gama baja o se conviertan en menos accesibles.

Otros aspectos que se reflejan en el borrador es que los dispositivos económicos deben contar con una garantía de reparación, es decir, que una vez que se vean afectados por un fallo técnico puedan recuperarse y no simplemente echarse a la basura. Al parecer, uno de los grandes problemas es que los usuarios desechan los productos en poco tiempo por no encontrar un repuesto o porque el inventario de baterías es escaso.

Una normativa en contra de la obsolescencia programada de las baterías

La obsolescencia programada se refiere al tiempo de caducidad que se le coloca a las baterías al momento de diseñarlas. Por lo general, son lapsos cortos para dar paso a su reemplazo lo más rápido posible. Las empresas quieren vender y los usuarios mantenerse a la vanguardia, por ello los productos tienden a degradarse en menor tiempo que hace unos años.

Lo mismo ocurre con las baterías de los smartphones. Por regla general, soportan entre 500 y 1000 cargas, por lo que dura un periodo máximo de tres años en plenitud de condiciones. A partir de ese momento comienzan a presentar fallos que obligan al dueño del móvil a comprar una nueva o en su defecto, cambiar de equipo. Es a grandes rasgos lo que quiere prohibir la normativa de la Unión Europea, por lo que en vez de durar 36 meses estas pasen a 60 como mínimo.

Hace unos años, Apple reconoció que cuando las baterías se han dañado, los móviles bajan el rendimiento, lo que ralentiza su funcionamiento. Aseguraron que decidieron realizar una gestión distinta de la energía en la pila. Una vez que se realiza el cambio o se adquiere una nueva, el problema desaparece. Muchos han condenado esta práctica y aseguran que es ilegal, aun si se trata de una medida de protección.

Este hecho llevó a que muchos usuarios entablaran una demanda contra Apple por engaño. Parte del argumento asegura que la compañía busca que se descarguen actualizaciones para que el iPhone se ralentice y exista la obligación de adquirir uno nuevo. Aparte, se quejaron de que no hay una información confiable ni oportuna de la degradación que sufren los equipos.

Casos similares se han visto en algunos modelos de Xiaomi, entre ellos el Mi5 y el Redmi Note 2. Muchos se han quejado en las redes que si bien las baterías están nuevas y con toda la potencia, hay ocasiones en que no aguantan un día de carga. Si estos se comparan con versiones un poco más antiguas, se percibe que la duración era mayor. Pero por la obsolescencia programada y las ganas de aumentar las ventas, se presentan mejores prestaciones en las actualizaciones para que los compradores regresen de nuevo a la tienda.

Es cierto que hay métodos para que las baterías duren más, sin embargo, el paso clave está en que desde el momento de su diseño se hagan resistentes y duraderas, en especial para los usuarios que no tienen la capacidad de cambiar sus móviles con tanta frecuencia.