Jugar videojuegos hará que tu hijo desarrolle mejor su cerebro… pero cuidado con abusar y dejar que pase demasiado tiempo en pantalla

Un reciente estudio publicado en JAMA Network Open el pasado 24 de octubre, asegura que la asociación de los videojuegos con el rendimiento cognitivo entre los niños es beneficiosa. Tras analizar los resultados de varias pruebas cognitivas e imágenes cerebrales de un grupo de más 2.000 menores de edad (entre 9 y 10 años), concluyeron que jugar videojuegos ayuda a que los niños desarrollen mejor su cerebro. Así, permiten mejorar la capacidad de aprendizaje, la concentración y la memoria a largo plazo.

Por lo general, los padres y representantes se preocupan por los efectos de los videojuegos en sus hijos, ya que suponen que estos no son saludables y representan consecuencias nocivas, que hasta pueden terminar en obesidad y afectar la salud mental de los pequeños. Sin embargo, con su experimento, el reciente estudio realizado por expertos en pediatría, confirmó que los juegos aportan beneficios para los menores, hasta cierto punto.

Nuevo estudio asegura que jugar videojuegos estimula el desarrollo del cerebro de los niños

Bader Chaarani, José Ortigara y DeKang Yuan, junto con un grupo de expertos en pediatría, llevaron a cabo un reciente estudio para explorar la asociación que tienen los videojuegos con el rendimiento cognitivo de los más pequeños de la casa. Específicamente, el objetivo de la investigación se basó en examinar el vínculo entre los juegos y la cognición en niños de 9 y 10 años de edad.

Para realizar el experimento, reunieron un grupo de 2.217 menores de edad, segmentados entre jugadores de vídeo (VG) y no jugadores de vídeo (NVG) para poder comparar el rendimiento cognitivo y la señal dependiente del nivel de oxigeno en la sangre (BOLD) de ambos grupos. Así, obtuvieron imágenes de resonancia magnética funcional basadas en ciertas tareas, con el fin de tener un óptimo control de los efectos conductuales y psiquiátricos de los mismos.

Los niños analizados durante el estudio fueron reclutados en 21 sitios en Estados Unidos, por medio de escuelas primarias públicas y privadas.

De manera específica, la muestra principal de la investigación consistía en 1.089 participantes VG que jugaron alrededor de 21 horas por semana (en promedio, 3 horas al día), frente a 1.128 NVG que tuvieron cero horas de juego en los mismos 7 días. Después de realizar la clasificación de ambos grupos, cada uno fue evaluado por separado tras ejecutar dos tareas específicas.

La primera labor, consistía en que los niños debían ver flechas apuntando a la derecha o a la izquierda, para proceder a presionar la dirección de cada flecha tan rápido como pudieran. Asimismo, si veían una señal de “stop”, tenían que evitar oprimir algo. Lo cual se efectuó con el fin de medir qué tan capaces eran de controlar sus impulsos con eficacia.

En el caso de la segunda tarea a completar, los expertos mostraron los rostros de ciertas personas a cada uno de los menores de edad. A continuación, se les preguntó si una imagen mostrada posteriormente coincida con las anteriores o no. De tal manera, pretendían probar qué tal funcionaba su memoria de trabajo (un mecanismo cognitivo que se ocupa de almacenar información temporalmente para ser utilizada permanentemente).

Con los resultados, el equipo de pediatras halló que los “gamers” fueron los ganadores. En ese sentido, el grupo VG mostró un mejor desempeño en ambas tareas a completar, en comparación con los NVG. Por lo que, tras sesgar los resultados controlando las variables más determinantes, concluyeron que los niños que pasaban alrededor de 3 horas días jugando videojuegos eran más perspicaces a la hora de controlar sus impulsos y utilizar su memoria de trabajo.

Para determinar estos resultados, se emplearon métodos estadísticos útiles para controlar las variables que pueden influir en ellos. Dichas variables son: Coeficiente intelectual de cada niño, sus síntomas de salud menta y los ingresos de sus padres.

Adicional a estas dos conclusiones de gran importancia, a través del escaneo de los cerebros de los niños con resonancia magnética funcional, hallaron que los cerebros de quienes jugaban videojuegos mostraron mucha más actividad en las regiones vinculadas con la atención y la memoria. Lo cual, no se observó en los pequeños que no pasan ni una hora frente a las pantallas jugando videojuegos.

“Los resultados plantean la intrigante posibilidad de que los videojuegos puedan proporcionar una experiencia de entrenamiento cognitivo con efectos neurocognitivos medibles”.

DeKang Yuan, uno de los autores de la investigación.

Por lo pronto, los investigadores desean continuar con el estudio para obtener una respuesta más clara al respecto, por lo que esperan realizar sus observaciones en los mismos grupos de niños en edades más avanzadas. Aparte, también se enfocarán en excluir otros posibles factores, tales como el ejercicio, la calidad del sueño y el entorno del hogar de los pequeños. Del mismo modo, anhelan descubrir cuáles son los géneros de juegos que deben jugar los niños para beneficiarse de esta actividad recreativa.

En líneas generales, diferentes estudios científicos y neuronales han demostrado que los videojuegos proveen amplios beneficios al cerebro de los niños. Uno de estos, se basa en la mejora del aprendizaje, porque incrementa la velocidad de procesamiento de la información. También ayuda a desarrollar la atención sostenida y selectiva, para mantenerla durante un tiempo de largo plazo. Asimismo, potencia la memoria y optimiza la orientación, gracias a que estos niños suelen ser más hábiles al momento de realizar varias tareas a la vez y son capaces de centrarse en los detalles visuales, respectivamente.

¡El exceso es malo! Cuidado con dejarlo pasar demasiado tiempo de juego

El equilibrio es la base de todo y esto también aplica con los videojuegos. Si bien, el uso de esta forma de entretenimiento puede garantizar óptimos beneficios cerebrales para los más pequeños de la casa, no se debe abusar de ello para “elevar” sus capacidades cognitivas. Lo que significa que, si el uso es controlado, las ventajas están aseguradas, pero si pasa demasiado tiempo de juego y se excede, esto podría producir daños a corto, mediano y largo plazo en los niños.

Por defecto, el uso excesivo de los videojuegos se ha relacionado con la adicción. Por lo tanto, el hecho de pasar mucho tiempo frente a una pantalla jugando videojuegos puede generar obsesión, pues crea una sensación de dependencia. Lo cual, a mediano y largo plazo, puede acabar en hábitos de vida solitarios, problemas en la escuela, inmersión en mundos imaginación y más. Así, afecta directamente su desarrollo como persona.

Se recomienda limitar el número de horas diarias para la práctica de los videojuegos. Por el reciente estudio, se estima que lo mejor es pasar menos de 3 horas al día de exposición a pantallas, de forma continua. Muchos expertos dicen que no se debe dejar a los niños más de una hora y media diariamente.

Otro de los problemas de abusar de esto, radica en que puede desarrollar la agresividad y violencia de los pequeños. Gran parte de los videojuegos muestran contenidos agresivos y contribuyen a la existencia de agresiones físicas en el mundo real, así como también a la radicalización de ideologías. Así, si un niño se expone mucho tiempo a este tipo de contenido, puede ser bastante violento y agresivo a largo plazo, dependiendo de su edad.

Por naturaleza, los videojuegos también causan problemas de socialización, por lo que muchos niños pueden desarrollar una gran incapacidad para vincularse con otros individuos y, además, esto impide que desarrolle un sentido de justicia social y de pertenencia. Entre otros contras, resaltamos: Desarrollan el sedentarismo y la obesidad, producen fatiga y problemas visuales, causan problemas de atención en su entorno, apoyan la desobediencia, motivan a la procrastinación de sus responsabilidades, etc.

En conclusión, la tecnología no es mala por sí sola, sino su forma de utilizarla. Por consiguiente, los videojuegos no son perjudiciales “per sé”, pero cuando se abusa de ellos si pueden ser muy dañinos y afectar a los jugadores notablemente, tanto a nivel mental como físico, sobre todo cuando son niños que están en pleno desarrollo.

Por ende, lo mejor es hacer un llamado a los padres y representantes para que limiten el tiempo que sus pequeños pasan frente a las pantallas, con el fin de aprovechar las bazas de los juegos en torno al enriquecimiento cognitivo, personal y social.