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La revista científica Nano Letters desarrolló un artículo en el que destaca que investigadores de la Universidad de Sichuan, en China, han diseñado un pequeño robot biónico que nada muy rápido y en su accionar recoge los micro plásticos que encuentra en el camino. Con ellos se busca atacar uno de los graves problemas que afecta el medioambiente.
Las estimaciones apuntan que cada año se depositan en el mar entre 9 y 14 millones de toneladas de plástico, siendo la mayoría partículas muy pequeñas que son difíciles de recoger. Esos polímeros son consumidos por los animales, causando un enorme daño en la cadena alimenticia que se traslada posteriormente hasta los seres humanos, lo que termina afectando severamente la salud. Los expertos han estudiado diversas alternativas y ahora la tendencia apunta utilizar estos pequeños robots.
El pez robot biónico para eliminar plástico del océano
El tamaño del robot es de 13 mm de largo y tiene la capacidad de moverse hasta 2,67 longitudes por segundo, esto con la ayuda de un sistema láser de luz en la cola. La velocidad es superior al de otros que se han creado anteriormente. Además, el cuerpo es suave y flexible, pero de un material resistente capaz de curarse así mismo después de ser cortado.
Los materiales que se utilizan en la mayoría de los robots blandos son hidrogeles y elastómeros, los cuales se dañan fácilmente cuando están en contacto permanente con el agua. Por ello, los investigadores tomaron como referencia los componentes del nácar para desarrollar una estructura que sea duradera y resistente.
Es así como crearon unas nanohojas compuestas, uniendo partículas de beta-ciclodextrina a grafeno sulfonado y un poco de látex de poliuretano. La mezcla dio buenos resultados, procediendo a ensamblar el robot al que finalmente le insertaron una luz infrarroja en la cola que le da la fuerza para impulsarse hacia adelante. Cuando lo colocaron en el agua, concluyeron que es capaz de absorber microplásticos y trasladarlos hasta otro lugar en el que pueden ser retirados por otras máquinas con mayor facilidad.
Yuyan Wang, uno de los investigadores que forma parte del equipo, asegura que hasta donde saben ese es uno de los primeros prototipos de robot blando que se haya creado y que para ellos es de vital importancia desarrollar este aparato que les dé muestras de los contaminantes que están acabando con el medioambiente.
El detalle es que por la cantidad de desechos que se encuentran en las profundidades acuáticas, esta quizá no sea la solución definitiva, sin embargo puede servir de sensor para detectar microplásticos en lugares de difícil acceso, como por ejemplo en grietas y huecos profundos.
La contaminación oceánica está fuera de control
La creación de este robot es un gran avance de la tecnología para mejorar las condiciones que el mismo ser humano ha desmejorado, por lo que las grandes fábricas y empresas deben imitar estas de estrategias para eliminar el depósito de desechos en los océanos.
Investigaciones científicas apuntan que cada año aumenta la cantidad de desechos plásticos en los océanos, causando mucho daño a la fauna marina. Las cifras destacan que cada segundo se lanzan unos 200 kilogramos de basura al mar, lo que ha llevado a la formación de las llamadas islas de contaminación, como la que se encuentra entre Hawai y California que ocupa según la revista Nature 1,6 millones de kilómetros cuadrados.
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Junto con los desechos plásticos, la quema de combustibles fósiles aumenta el efecto invernadero en la atmósfera y esto a la vez tiene repercusión en las aguas de los océanos, provocando la alteración de las corrientes. También, el calentamiento de la temperatura provoca el derretimiento de los glaciares, amenazando la biodiversidad del ecosistema marino.
Por otra parte, un informe desarrollado por la UNESCO detalla que si no hay una protección adecuada de los océanos en lo inmediato, será muy difícil que se mantenga el control del clima, ya que estas aguas absorben el 30% del dióxido de carbono que producen los seres humanos, razón por la que durante la celebración del Día Mundial de los Océanos la ONU se centró en el rescate y preservación de todos los recursos marinos, ya que estos son claves en la vida humana.
Siguiendo esta ruta, 13 países se adhirieron al Programa de Saneamiento de Aguas y Limpieza de Océanos del Caribe, iniciativa auspiciada por la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones. El plan busca una recuperación de los mares y liberarlos de los desechos sólidos que contengan para disminuir los efectos del cambio climático.
En tanto, durante la celebración de la cumbre “Un Océano” el pasado mes de febrero en Francia, al menos 10 países se unieron a una nueva campaña que tiene como propósito dar un mejor uso a los plásticos que van a parar a las aguas. Buscan un nuevo modelo en que estas sustancias no se convierten en desechos y así disminuir la contaminación. Planean reducir para el 2040 en un 55% la producción de este tipo de componentes, pero si las acciones no se emprenden de inmediato el efecto será peor que el que se siente en los actuales momentos.
Y hay otras iniciativas a menor escala que han emprendido zonas particulares para evitar que los plásticos finalicen en los océanos, como los cercos flotantes que se han colocado en la India o las cintas transportadoras utilizadas en Baltimore, las cuales buscan que los desechos lanzados a los ríos no lleguen más lejos.
El sistema de Baltimore es muy particular, ya que se colocó en cuatro bocas acuáticas de la región y además se involucra al público en la preservación ambiental. A través de las redes sociales se incita a la recolección o a colaborar con el mantenimiento de los espacios, logrando también que los entes gubernamentales prohíban el uso de tecnología vieja que no contribuye a la limpieza de las aguas.
Iniciativas como esta se piensan replicar en Panamá y en Holanda, buscando de forma determinante que el ser humano no acabe con espacios que son primordiales para la vida ahora y en el futuro.