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Según un nuevo informe del Consejo de Energía Limpia de Australia, publicado el pasado 29 de noviembre, las cadenas de suministro de energía renovable están vinculadas a la esclavitud moderna, a nivel mundial. Tal y como informa The Guardian, Australia debe abordar deliberadamente el problema de la esclavitud moderna en la industria, dado que tiene el objetivo de satisfacer la mayor parte de sus necesidades de suministro de electricidad a través de fuentes renovables para 2030.
A pesar de que Australia tiene un papel relativamente pequeño en la industria, lo cierto es que su participación llama la atención en los esfuerzos globales para detener este problema. Según Nicholas Aberle, director de Políticas de Energía del Consejo de Energía Limpia, Generación y Almacenamiento, es importante que el cambio se genere de una forma justa y equitativa, para que sea confiable, rentable y libre de esclavitud.
Las grandes plantas de energía verde serían impulsadas por "esclavos"
En la actualidad, el auge de la energía renovable se ha vuelto imparable. A pesar de que se consideraba uno de los sectores con un desafío enorme por delante, lo cierto es que cada vez más predomina el uso de una energía más limpia y basada en fuentes renovables. En la primera mitad de 2022, esto evitó un incremento del 4% en la generación fósil y ha permitido minimizar la inflación.
Sin embargo, no todo puede ser perfecto. Desde hace un par de años, la implementación de la energía verde ha empeorado el trabajo forzoso a nivel mundial. Según diferentes investigaciones basadas en esto, el aumento de la demanda de energía limpia ha elevado la esclavitud moderna e incluso, ha desmejorado las condiciones de los trabajadores. De manera que, esta transición ha subsidiado, indirectamente y/o de forma cruzada, el trabajo hecho por esclavos.
El número de personas en situación de esclavitud moderna ha aumentado en los últimos cinco años. En 2021, ya había 10 millones más de personas en situación de esclavitud moderna y los más vulnerables, son las mujeres y los niños.
Tal y como enfatiza un informe publicado por el Consejo de Energía Limpia de Australia, el pasado 29 de noviembre, cada vez hay más pruebas de que las cadenas de suministro de energía limpia están vinculadas a la esclavitud moderna, en todo el mundo. Por lo que, resaltan que es importante poner fin a las grandes plantas de energía verde impulsadas por esclavos, para acabar con el trabajo forzado. Por supuesto, tomando medidas más inteligentes para mejorar las operaciones de la industria de energía limpia.
Si bien, Australia está en camino de satisfacer la mayor parte de sus necesidades de suministro de electricidad por medio de fuentes renovables para 2030, se ha planteado el objetivo de abordar el problema de la esclavitud moderna en la industria. En consecuencia, resulta importante que su transición se origine de una forma justa y objetiva, ya que las actuales tecnologías de energía renovable tienen largas cadenas de suministro que están asociadas a la esclavitud moderna en varios puntos.
“Australia está en camino de producir la gran mayoría de nuestra electricidad a partir de energía solar, eólica, hidráulica y baterías para 2030, pero es importante que este cambio se produzca de una manera justa y equitativa”.
Dr. Nicholas Aberle, director de Políticas de Energía del Consejo de Energía Limpia. Generación y Almacenamiento.
A lo largo del escrito, señalan que los puntos de exposición que más requieren atención para atenuar la esclavitud moderna, son la extracción de minerales en bruto y la fabricación de varios componentes clave. Básicamente, porque se prevé que las energías verdes se conviertan en una parte mucho más creciente del mercado, de allí la necesidad de elevar la extracción de minerales en bruto y aumentar la fabricación de los componentes requeridos.
Los metales y minerales utilizados en la industria de energía limpia, también son motivo de gran preocupación con respecto al aumento de la esclavitud moderna.
Es por ello que, desde ya, resulta imprescindible enfocarse en los graves riesgos de la esclavitud moderna en las cadenas de suministro y las inversiones de energía renovable de Australia, antes de que la situación empeore. No obstante, para que el reconocimiento y tratamiento del problema funcione verdaderamente, se necesita que tanto el gobierno y la industria como el sector financiero y la sociedad civil trabajen juntos para brindar acceso a energía renovable libre de esclavitud.
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Si no se soluciona dicho problema para abolir la esclavitud moderna y proporcionar costos competitivos, la economía de Australia y del mundo, en general, corre un gran riesgo. Debido a que, las grandes plantas de energía verde, las fábricas de la industria y empresas comercializadoras sin escrúpulos que se benefician de la esclavitud moderna, ejercerán una mayor presión sobre los salarios y las prestaciones, de modo que también pueden afectar a todos.
“Este informe es un reconocimiento importante y bienvenido por parte de la industria de este problema y un primer paso para abordarlo. Si no lo resolvemos, la esclavitud moderna corre el riesgo de complicar significativamente la transición justa hacia una economía descarbonizada”.
Dr. James Cockayne, comisionado contra la esclavitud de Nueva Gales del Sur en Australia.
¿Qué están haciendo los gobiernos para afrontar la esclavitud moderna en la energía renovable? ¿Es suficiente?
Si bien, Australia ha reconocido el gran vínculo que existe entre la gran industria de la energía renovable y el trabajo hecho por esclavos para abordar el problema desde ahora, lo cierto es que este país juega un papel relativamente en el mercado. Según un comunicado de prensa del Consejo de Energía Limpia, la participación de Australia en los esfuerzos globales para detener el problema es importante, pero también se necesita la colaboración de otros países generadores de energía renovable.
Uno de los casos más alarmantes, es el de China. Tal y como destaca Bloomberg en uno de sus informes, la nación asiática produce alrededor de la mitad del suministro mundial de la energía verde y su modelo de producción eleva el riesgo del trabajo forzado. Además, según el reciente escrito elaborado en Australia, la región de Xinjiang de China es donde se obtiene casi el 45% del polisilicio para usar en la cadena de suministro solar fotovoltaica. Para lo que, precisa más de 2.6 millones de trabajadores en condición de esclavitud, quienes están sujetos a “programas de reeducación”.
Como consecuencia, a principios de 2022, tanto el gobierno de Australia como el de Estados Unidos enfatizaron su deseo de poner fin a la dependencia de China para satisfacer las cadenas de suministro de energía verde y minerales críticos. Así, planean prescindir de la fabricación de tecnología de energía solar proveniente de China, la cual ha alcanzado el 80% del total.
En el informe, también resaltan que entre el 15 y 30% del suministro mundial de cobalto requerido para la generación de energía renovable, es extraído en la República Democrática del Congo. En esta nación del continente africano, hace poco, Amnistía Internacional descubrió que se estaba poniendo a trabajar a niños de hasta 7 años de edad, en minas artesanales de cobalto altamente peligrosas. Más allá de poner en riesgo su vida por estar expuestos a polvo venenos sin suficiente protección, el pago era de alrededor de 2€ por día.
Por ende, Australia también señala que, para abordar la esclavitud moderna en el sector de la energía limpia, espera implementar un programa de “certificado de rigen” para hacer frente a las preocupaciones sobre el trabajo forzado en China, África y hasta América del Sur. Asimismo, ha solicitado una mayor producción local de manufactura y energía renovable, para dejar de depender de otros países que apoyan la esclavitud moderna.
Pero, ¿Qué hay de los demás gobiernos? Aunque Australia y EEUU se han enfocado en proporcionar soluciones para potenciar la gran nueva industria de la energía renovable y poner fin a la esclavitud moderna al mismo tiempo, los demás gobiernos no se han pronunciado al respecto. De este modo, será muy difícil abordar dicho problema e inhabilitar el trabajo forzado en niños, mujeres y hombres a nivel mundial; por lo que no será suficiente la colaboración de ambos países para acabar con la esclavitud moderna globalmente.