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La ciencia quiere regresar al planeta los animales que han desaparecido a lo largo de la historia. Según ellos, se podrán recuperar ecosistemas que se han dañado toda vez que se resuciten especies y se devuelvan a la naturaleza. Serían criaturas creadas en laboratorios con características híbridas.
Uno de los propulsores de esta metodología es el genetista Andrew Pask, quien, junto a un grupo de científicos, ha creado una empresa que se dedicará a recrear especies que han desaparecido, en un proceso que han denominado "desextinción". A la par con la noticia, han iniciado los debates éticos sobre la conveniencia de realizar estos procedimientos, que si no funcionan con todos los datos necesarios originará la aparición de animales raros.
Los animales extintos podrían regresar de entre los muertos
Pask sostiene que en la mayoría de los casos, las extinciones que se han producido son ocasionadas por la mano del hombre, que brutalmente decidió acabar con algunos animales. Han centrado su atención en los tilacinos, unas especies rayadas con similitudes a los perros que dejaron de existir hace dos milenios. Al considerarse enemigos para el ganado, los exterminaron por completo.
Advances in gene editing are making the prospect of resurrecting long-lost species a possibility. https://t.co/Sx2ksjreut
— BBC Future (@BBC_Future) January 16, 2023
Por vez primera, en el año 2017 se logró secuenciar el ADN de este animal. Lo malo es que aunque las condiciones son perfectas, no están completos los genes. Mientras más tiempo pase, perderá calidad y llegará el momento que no será suficiente para llevar a cabo la recreación. Por eso desde ya trabajan a toda prisa por armar un rompecabezas, con la desventaja de no tener una imagen por la cual guiarse. En el fondo, esto implica el riesgo de realizar una formación en el laboratorio que no se ajuste a la realidad.
Lo que les ha permitido avanzar con seguridad es comparar el ADN de los Dunnarts con el de los tilacinos. Descubrieron que son un 95% parecidos, lo que les ayudó a confirmar que las muestras que guardan en el laboratorio todavía son útiles. El siguiente paso es secuenciar los rasgos claves y con el apoyo de las nuevas tecnologías comenzar la estructuración. Si llegara a funcionar, los mismos pasos se aplicarán al mamut lanudo, al uro, a la cabra montés y a otros más por los que se tiene curiosidad.
En la misma dirección trabaja el genetista George Church, quien con inversión privada logró fundar una compañía para emprender investigaciones similares. Al principio se han centrado en el tigre de Tasmania, un depredador australiano que dejó de existir por completo hace alrededor de un siglo. Está convencido de que el desarrollo de esta técnica permitirá conservar otras especies que se encuentran en peligro de extinción.
El problema de la ingeniería genética hoy; podríamos crear auténticas abominaciones
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Los científicos aclaran de entrada que los animales que intentan revivir no serán fotocopias exactas de los que desaparecieron, sino unos sustitutos formados en laboratorio con modificaciones genéticas importantes que los convierten en híbridos. Dicen que si en algún momento regresarán -por ejemplo los mamuts- no serían iguales a los que una vez existieron, ya que con sus nuevas características tendrán más similitudes a los elefantes.
Eso ocurre debido a que la información genética que se tiene de la criatura original es escasa o no llega al 100%. Es allí cuando se comparan los datos con la idea de completar los eslabones que faltan en el ADN. Hasta el momento, se ha logrado secuenciar los genes de varias especies, sin embargo, en ninguno de los casos ha sido posible recrear por completo el genoma. Hay muchos ejemplos de ensayos que han fallado y no logran sobrevivir.
Un equipo de científicos dirigido por el profesor de biociencias Andrew Pask de la Universidad de Melbourne está intentando hacer realidad el concepto de "desextinción". Durante la próxima década, planean utilizar la edición de genes para traer de vuelta al tigre de Tasmania. pic.twitter.com/1dTSmr3Wo7
— Cerebros (@CerebrosG) May 26, 2022
Vale la pena recordar lo que ocurrió cuando el genetista Tom Gilbert, junto al biólogo Jian-Qing Lin, intentaron devolver a la vida la rata de la Isla de la Navidad que se extinguió en 1908. Contaban con un genoma que era idéntico para comenzar con la reconstrucción, pero les faltaba un 5% que al final terminó por marcar la diferencia. No han encontrado el que se conecta con el olfato, eso implicará que aunque la revivan, no tendrá la capacidad de sentir los olores. Eso frenó los experimentos que estaban muy avanzados.
Otro caso se vio en España. fue en 2001, cuando comenzó un proceso para resucitar una especie de cabra montés que había desaparecido. Se introdujeron los genes en los óvulos de una cabra doméstica. Tras dos intentos, se logró que cinco se mantuvieran en los vientres. En pocos días, cuatro terminaron en abortos y el que se mantuvo apenas vivió unos minutos después de nacer. Ese desenlace puso en tela de juicio la viabilidad de este tipo de experimentos.
Los científicos piensan que la tecnología todavía no está capacitada para regresar con éxito a uno de estos animales a la vida, aunque hay unos que son menos complicados que otros. Una de las propuestas es no utilizar vientres naturales sino artificiales que cumplan la misma función. Pero aún así, haría falta el esfuerzo de muchos años para que salga uno en óptimas condiciones. Y después vendrá el reto de llevarlos a su entorno natural y que quieran mantenerse allí por el resto de sus vidas.
Algunos piensan que reinsertar animales desaparecidos a los ecosistemas podría alterar el buen funcionamiento que tienen en el tiempo moderno. Pask cree que se deben establecer algunos criterios sobre los cuales trabajará la ingeniería genética. A la vez, existe la preocupación de que al tratar de recuperar especies, se quite la atención de las que están en franco riesgo de extinguirse. Es un debate que apenas comienza y que tiene muchas aristas.