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Gracias a un reciente estudio publicado por parte de los científicos de la NASA, se ha podido saber que, según las detecciones de un satélite de la agencia, al momento que el volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai hizo erupción el pasado 15 de enero a sólo 65km al norte de la capital de Tonga envió 146 teragramos de vapor de agua a la estratosfera.
Sin embargo, el estudio ha indicado que se ha expulsado tanto vapor de agua a la atmósfera que se corre el riesgo de que se produzca un calentamiento temporal en la superficie terrestre. Además, se cree que envió el suficiente líquido como para llenar 58.000 piscinas olímpicas de todo el mundo, esto al considerar que un teragramo de este fluido es igual a un billón de gramos.
La erupción del volcán Tonga arrojó 146 teragramos de agua a la atmósfera
Este evento volcánico ocurrió a comienzo de año y en ese entonces fue considerado como una de las erupciones más violentas jamás captadas por satélites. De hecho, se consideró que más peligrosa que las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima el 6 de agosto de 1945, por lo que en ese momento creó un enorme ruido en toda la capital de Tonga que colocó en alerta máxima a todos los habitantes, así como a muchas otras regiones del mundo.
En ese momento se establecieron varias amenazas de tsunami, ya que el fondo marino fue movido de una manera muy abrupta, por lo que una gran masa de agua oceánica sería expulsada de su espacio normal. Esta erupción también terminó por arrojar una gran cantidad de material volcánico a una altura de 40 km y quizás hasta los 50km.
Todo esto provocó que las islas cercanas al lugar del volcán se llenaran de cenizas, así como olas de grandes tamaños muy destructivas, las cuales fueron catalogadas como un tsunami muy potente. Sin embargo, todos estos problemas ya han pasado desde su activación, pero han quedado otros.
Al momento de la erupción se arrojó una enorme cantidad de vapor de agua a la estratosfera de nuestro planeta, este líquido logró ser arrastrada a más de 53km de altitud sobre el nivel del mar. De acuerdo al análisis realizado por parte de la NASA, el volcán envió alrededor de 146 teragramos de vapor.
Para tener una idea de cuánta cantidad de agua se habla, este número representa al menos el 10% del líquido que ya está presente en la capa atmosférica, lo que se convirtió en algo nunca visto y que terminó por causar que varios gases residuales medidos por la sonda de extremidades por microondas empezaran a registrar calores muy extraños nunca antes visto.
Debido a todo el calor que llegó a la estratosfera por este evento, la NASA se ha mostrado preocupada ya que consideran que esto podría generar consecuencias graves para la Tierra, una de ellas es el sobrecalentamiento.
“Nunca habíamos visto algo así. Tuvimos que inspeccionar con mucho cuidado todas las medidas en el penacho para asegurarnos que fueran confiables”
Luis Millán, autor del estudio científico atmosférico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California.
La detección para este estudio sobre el volcán de Tonga fue realizada por el instrumento Microwave Limb Sounder (MLS) en el satélite Aura de la NASA. Este satélite se encarga de medir el vapor de agua, ozono, así como muchos otros gases que son producidos.
Lo cierto es que a medida que los científicos analizaba las lecturas recibidas del vapor de agua en la estratosfera se sorprendieron por los valores registrados, ya que se trata de algo que nunca se había visto, por lo que esta erupción ha sido considerada como una de las más potentes de toda la historia de la humanidad.
“El MLS ha sido el único instrumento con la cobertura suficientemente densa para lograr capturar la columna de vapor de agua en el momento en el que sucedió, y fue el único que no se vio afectado por la ceniza que liberó el volcán”
Luis Millán, autor del estudio científico atmosférico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California.
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El satélite Aura que fue lanzado por primera vez en 2004, sólo había logrado tomar las mediciones de dos volcanes hasta ese entonces. Sin embargo, a diferencia del vapor de agua generado en la erupción de Kasatochi de 2008 en Alaska y la de Calbuco de 2015 en Chile con la de Tonga esas dos se disiparon con mucha rapidez, por lo que no generan nada extraño como ha sucedió esta vez.
Es así, como la erupción de Tonga ha sido diferente por la gran cantidad de vapor que se ha enviado a la atmósfera que puede atrapar todo este calor, lo que podría causar efectos secundarios con el paso del tiempo, y es esto lo que los científicos de la NASA quieren estudiar.
Se piensa que el evento está calentando la Tierra desde entonces
Según los científicos de la NASA y gracias al estudio realizado pudieron concluir que este vapor de agua que ha llegado a la estratosfera de la Tierra podría causar efectos secundarios más adelante. De hecho, se cree que desde entonces el planeta se ha calentado más de lo normal.
Es así, como la temperatura promedio global de nuestro planeta se vería afectada. Los investigadores a cargo también han señalado que este vapor de agua adicional podría causar nuevas reacciones químicas que contribuyen al agotamiento de la capa de ozono protectora de la Tierra.
De acuerdo con todo esto, al quedar todo este calor atrapado en la atmósfera se podrían generar temperaturas superficiales más cálidas, mientras que todo este exceso de calor puede llegar a permanecer por muchos años en la estratosfera, así lo han hecho saber los investigadores a cargo de este estudio, quienes se han mostrado muy preocupados.
“Los vapores de agua suelen atrapar el calor, de manera que esta erupción podría tener un efecto de calentamiento adicional en contraste con las consecuencias atmosféricas habituales que producen los volcanes”
Luis Millán, autor del estudio científico atmosférico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California.
Por lo general, las erupciones volcánicas no suelen lanzar cantidades tan elevados de vapor de agua a la atmósfera, incluso al momento que lo hacen esto se disipa de forma muy rápida como ha sucedido en la mayoría de los casos, pero esta se vez se cree que esto ha sucedido por que el volcán submarino se encontraba a una profundidad de 150 metros.
Si se hubiese encontrado a una profundidad más corta, entonces las posibilidades de que esto hubiese pasado son menores, ya que no habría suficiente agua de mar sobrecalentada por el magma de la erupción. Y en el caso que la profundidad hubiese sido mayor, entonces se cree que las presiones en las profundidades del océano no hubiesen permitido que los vapores llegarán tan alto.
Por ahora, los científicos de la NASA trabajan para lograr comprender como esta erupción logró llegar tan alto, así como las posibilidades de que este tipo de erupciones vuelvan a suceder en el futuro.