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Con la mirada puesta en el futuro y bajo la convicción de ofrecer un motor de alto rendimiento, confiable y asequible, la empresa estadounidense Ursa Major Technologies Inc fundada en 2015, presenta una nueva línea de motores de cohete que pretende cubrir las necesidades en lo referente a lanzamientos de satélites, estaciones espaciales y misiones de seguridad.
Según su fundador Joe Laurienti, este será el motor más potente de los que la compañía ha presentado a la fecha y tienen la aspiración de acortar los tiempos de entrega al igual que abaratar los costes. El desarrollo de Arroway comenzó en 2021 y para el próximo año ya se han planificado las primeras pruebas, para seguidamente proceder al cumplimiento de los contratos adquiridos con empresas públicas y privadas que ya lo han solicitado.
Así es el nuevo motor para cohetes
El nuevo motor Arroway está alimentado por oxígeno líquido y metano, teniendo la capacidad de alcanzar hasta 200.000 libras de empuje, siendo un perfecto sustituto para los motores de fabricación rusa RD 180 y RD 181, necesarios para poner en funcionamiento cohetes de carga media y pesada.
El diseño de los componentes se imprime utilizando la tecnología 3D, lo que hace posible satisfacer rápidamente las demandas de producción en el mercado. Esto va de la mano con la experiencia que tiene la compañía en el sector, logrando probar alrededor de 50 motores de combustión, sumando cerca de 36 mil segundos de tiempo de ejecución, lo que les da una garantía superior a la de su competencia.
We’re taking orders now, and planning for initial hot-fire testing next year with delivery in 2025.
Congratulations to our entire team on their hard work! 🚀
— Ursa Major (@ursamajortech) June 2, 2022
Utilizar el combustible de metano líquido en los motores de cohetes tiene sus ventajas, entre ellas que la combustión es más limpia, eficiente y flexible, lo que facilita su reutilización, además de que puede tener una larga vida y múltiples aplicaciones.
Para Jeff Thornburg, uno de los asesores de la empresa, el motor Arroway es el que la industria necesita e indicó que es el resultado de un producto bien trabajado. Asegura que es un proceso que lleva mucho tiempo, pasando por etapas difíciles en el desarrollo, pero que esta línea es una gran oportunidad para servir a la industria aeroespacial.
Aparte de las ventajas que tiene la tecnología, uno de los aspectos que puede contribuir al éxito de este motor es el bajo costo, y también que la empresa hace presencia en un campo que no es demasiado grande. El reto que se presenta es mantener una línea de producción decente preservando los estándares de calidad.
¿Cómo han evolucionado los motores de cohetes hasta ahora?
La historia de los motores de cohete es muy antigua, sin embargo diversas fuentes apuntan a que el primer registro escrito de su uso fue en el año 1040, con los que se empleaba la pólvora negra. Ya para 1258 se les utilizaba con fines militares, como por ejemplo en el asedio a la ciudad de Bagdad o cuando los árabes lo emplearon contra las tropas francesas.
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Ya en épocas más recientes, fue en 1903 cuando se presenta la primera propuesta de realizar un viaje espacial con motores para sondear el estado de la atmósfera. Fue el físico Robert H. Goddard que pasó de la teoría a la práctica y en 1926 realizó el primer vuelo con un motor de cohete propulsado, utilizando gasolina y oxígeno. Años después, en 1940 agregó turbo-bombas, aumentando un poco la altura superando los 90 metros.
En Alemania también se desarrollaron los motores de cohete de propulsión sólida, dando el primer paso con el V-2, que fue de largo alcance y que se le acredita su desarrollo a von Braun, tecnología que más adelante sería mejorada por los soviéticos.
En la década de 1960 se inicia la exploración de los planetas vecinos, y con el programa Apollo se utilizaron motores con tetróxido de nitrógeno e hidracina, recibiendo la denominación de monopropulsantes, siendo catalogados como seguros y confiables. Después de ese periodo se fabricaron diversos motores de ciclo de combustión escalonada, que dan un impulso superior al 8% pero además disminuyen el tamaño de la máquina.
De allí se han realizado diversas pruebas y experimentos en lo que a motores de cohetes se refiere. Se ha utilizado a lo largo de los años el oxígeno y nitrógeno líquido, lo que permite su reutilización en hasta 55 misiones. Igualmente, desde 1998 se ha procedido a la implementación de motores solar-eléctrico, estos tienen menos empuje que los químicos y terminan siendo de baja potencia.
Sin embargo, son muy valorados para la operación de satélites en el espacio. Ahora con la puesta en auge del turismo espacial, se están utilizando los motores híbridos, que reducen el peso y tienen mayores posibilidades de refrigeración y control. En torno a ello siguen saliendo nuevos modelos y más empresas interesadas en el desarrollo.
Hay que decir que el desarrollo de motores de cohetes sigue siendo uno de los programas en el que nuevas empresas desean incursionar. Entre los elementos que se quieren mejorar está la reducción del peso, optimizar el rendimiento y la potencia al igual que el aumento de la vida útil, teniendo como eje para esto último la utilización de materiales compuestos que den una mayor garantía a mediano y largo plazo.
Lo cierto es que cada prueba lleva años y la construcción de estos motores es un proceso complicado y bien elaborado que permite mover esas poderosas máquinas que colocan en órbita tanto satélites como personas.