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Este jueves 17 de noviembre, un grupo de investigadores de la Universidad de California reveló la conclusión de una de sus más recientes investigaciones sobre cómo la música podría simplificar el escape de patógenos mortales de los centros de biocontención. Según destacan, una pieza de música con un tono que coincida con la frecuencia de resonancia de los controles de presión de dichos espacios, podría causar un mal funcionamiento y desencadenar la liberación de un patógeno mortal.
A partir de determinados sonidos con una frecuencia particular, posiblemente incrustada en una canción popular, se podría originar una fuga de microbios mortales en cuestión de segundos. Por ende, cualquier atacante que esté al tanto de ello haría uso de dicha técnica para hacer que todo el sistema funcione mal. Esto resulta alarmante y al mismo tiempo, genera una gran duda: ¿Por qué siguen experimentando con patógenos letales?
La música podría liberar un patógeno mortal de los centros de biocontención
¿La música podría ser mortal desde cierto punto de vista? La verdad es que sí. Por medio de una reciente investigación, un equipo de expertos de la Universidad de California en Irvine (Estados Unidos) descubrió que una determinada melodía podría liberar un patógeno mortal de los centros de biocontención, para desencadenar un fatal suceso en pocos segundos.
Según la declaración de los expertos en seguridad de sistemas ciberfísicos de la UCI, los mecanismos que se encargan de controlar el flujo del aire dentro y fuera de estas instalaciones pueden ser engañados fácilmente, para que operen de forma irregular. Así, un simple sonido de una frecuencia particular, posiblemente incrustado en una canción del momento, podrían coincidir con la frecuencia de resonancia de los controles de presión de uno de estos centros para causar una fuga de microbios mortales.
“Alguien podría reproducir una pieza de música cargada en su teléfono inteligente o hacer que se transmita desde un televisor u otro dispositivo de audio dentro o cerca de una sala de presión negativa, para desencadenar un mal funcionamiento”.
Mohammad Al Faruque, coautor principal del estudio y profesor de ingeniería eléctrica e informática de la UCI.
Como consecuencia, cualquier atacante que conozca de esta brecha de seguridad podría frustrar los sistemas de sala de presión negativa de varias formas. Por supuesto, el asalto musical a las instalaciones de bioseguridad, es la principal de ellas. Con un experimento, descubrieron que a partir de cualquier dispositivo electrónico que emita un sonido similar, se genera un mal funcionamiento. En resumidas cuentas, esto lo logran tras alargar el tubo de muestreo del puerto de un DPS (sensor de presión diferencial) hasta 7 metros.
Como contrapartida, el equipo de investigadores propuso encerrar el puerto del centro de biocontención n una estructura similar a una caja, con el objetivo de minimizar la sensibilidad del DPS.
Otra de las tácticas que pueden implementar los atacantes para frustrar estos peligrosos sistemas, se vale de la vulnerabilidad de los sensores de presión diferencial que consiente que sean manipulados remotamente. Todos los dispositivos funcionan con frecuencias resonantes en el rango audible y están sujetos a una gestión de forma remota, por defecto.
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Por si fuera poco, los malhechores también podrían perturbar el funcionamiento de los sistemas de sala de presión negativa haciéndose pasar por personal de mantenimiento. En cualquier momento, tendrían la posibilidad de acceder y colocar un dispositivo de audio dentro o cerca de la habitación. Después, simplemente debe asegurarse de que el equipo emita el sonido correspondiente.
“Un ataque más sofisticado podría involucrar a los perpetradores que incorporan tecnologías de emisión de sonido en un DPS antes de instalarlo en una instalación de biocontención”.
Anomadarshi Barua, autor del estudio y UCI Ph.D. candidato en ingeniería eléctrica e informática.
Este proyecto de investigación a cargo de científicos de la Universidad de California ha demostrado que las vulnerabilidades de los sistemas integrados a los ataques aleatorios, son bastante amplias. A partir de una simple melodía que está al alcance de todos, es posible desencadenar una fuga de patógenos mortales. En efecto, han enfatizado la relevancia de planificar y prevenir dichos ataques, por lo que deben encontrar la manera más idónea para fortalecer las instalaciones contra el sabotaje.
¿Por qué motivo se sigue experimentando con patógenos mortales?
En vista del latente riesgo que existe con los experimentos con patógenos mortales en centros de biocontención y las notables vulnerabilidades de que estos se puedan liberar con la melodía de una canción, muchos se preguntan por qué seguir experimentando con patógenos letales. Asimismo, critican el apoyo por parte de los gobiernos con este tipo de prácticas.
Tal es el caso de Estados Unidos que, aunque durante el gobierno de Barack Obama se había prohibido la creación de patógenos mortales en laboratorios, actualmente permite dichos tipos de experimentación. Desafortunadamente, el gobierno actual ha subyugado dicha prohibición de tres años, sin importar los graves fallos de seguridad que revelan ni los riesgos para las personas al tratarse de patógenos transmisibles o mortales.
En el gobierno de Obama, existía la preocupación de que la investigación sobre patógenos transmisibles pudiera usarse para crear deliberadamente un virus mutante. También se creó gran polémica por el hallazgo de frascos con el virus de la viruela abandonados en una caja en un centro de investigación en Washington.
De la misma manera, a nivel mundial, la ingeniería genética sigue siendo apoyada y patrocinada por numerosas instituciones y empresas privadas que apuestan por la creación de virus mutantes y armas biológicas, en pro de defenderse a sí mismos. Sin embarga, esta ingeniería puede acarrear riesgos a la salud humana, en la medida en que los patógenos mortales sean comúnmente usados para transferir genes.
Entonces, en resumidas cuentas, los gobiernos y las compañías siguen permitiendo la experimentación con patógenos mortíferos para tener la posibilidad de crear armas biológicas que les ayude a amparar sus garantías frente a otras naciones. Dado que, son imprescindibles para impedir, incapacitar o hasta matar a individuos, ciudades o lugares enteros, en función de su propio interés.