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El pasado 6 de agosto, un estudio realizado por investigadores de la Universidad ETH de Zúrich y la Universidad de Estocolmo, reveló que la lluvia de todo el planeta contiene “sustancias químicas permanentes” que causan cáncer. Se trata de PFAS, un grupo de sustancias altamente peligrosas producidas por el hombre, que están dispersas en la atmósfera a nivel mundial.
Estos compuestos, también conocidos como sustancias perfluoroalquiladas, se pueden encontrar en el agua de lluvia y la nieve, incluso, en los lugares más remotos de la Tierra. Lo peor del caso, es que son “sustancias químicas para siempre”, puesto que tardan más de 1.000 años en degradarse. Dicho dato resulta preocupante para los científicos y ahora no saben cómo corregirlo.
Nuestra atmósfera está contaminada con químicos PFAS
Básicamente, los PFAS son un grupo de sustancias químicas altamente persistentes, producidas por el hombre, las cuales también son llamadas “sustancias perfluoroalquiladas” y se utilizan en gran variedad de industrias a nivel mundial. Ya sea en productos domésticos, textiles, industria automotriz, construcción, electrónica, procesamiento de alimentos, lucha contra incendios, etc.
A lo largo de más de 50 años, diversos sectores han fabricado PFAS para gran variedad de productos, así que su presencia en la atmósfera es cada vez más continua, sobre todo por sus propiedades. Esto, ha elevado su peligro, ya que los PFAS pueden tener efectos adversos sobre la salud en función del sistema inmunitario, la perturbación de la hormona tiroides y las probabilidades de padecer cáncer.
En España, los expertos aseguraron que la población del país ha estado expuesta a estas sustancias en niveles semejantes a otras poblaciones europeas. Siendo los residentes de Galicia y Cataluña los que más expuestos están, a diferencia de los habitantes de Canarias que mostraron los valores más bajos para casi todos los PFAS.
En consecuencia, en Suecia y Suiza, se dio inicio a un estudio basado en las sustancias perfluoroalquiladas y sus resultados fueron publicados el pasado 6 de agosto. Así, Ian Cousins, profesor del departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Estocolmo en Suecia y autor de la investigación, junto a su equipo y otros científicos de la Universidad ETH de Zúrich, revelaron que el nivel de contaminación de la Tierra con químicos PFAS es preocupante. Por lo que, motivan a la población a que tome un mayor nivel de concienciación con los PFAS.
Para analizar la prevalencia de estas sustancias químicas, el equipo de la Universidad de Estocolmo ideó varios trabajos de laboratorio y de campo acerca de la presencia atmosférica y el transporte de PFAS durante la última década. Tras efectuar un estudio minucioso, descubrieron que los niveles de algunos PFAS dañinos en la atmósfera no han disminuido. Por el contrario, los niveles actuales de dichas sustancias en los medios ambientales se encuentran por encima de los niveles de referencia.
Este es un hallazgo preocupante, ya que se esperaban resultados menos desalentadores al considerar que 3M, el principal fabricante de PFAS, había optado por eliminarlos hace 20 años, gradualmente.
Una de las principales razones de ello, es que sus procesos naturales reciclan los PFAS de vuelta a la atmósfera, desde el entorno de la superficie. Lo cual, lo realizan mediante el transporte del agua de mar al aire marino, a través de aerosoles marinos. Por ende, son sustancias persistentes que demoran hasta 1.000 años en degradarse.
“La persistencia extrema y el ciclo global continuo de ciertos PFAS conducirán a la superación continua de las pautas de calidad del agua”.
Martin Scheringer, profesor de la universidad ETH Zúrich en Suiza y coautor del estudio.
Por consiguiente, en las últimas dos décadas, se ha generado un asombroso descenso en los valores de referencia para PFAS, respecto al agua potable. Así, en todo el mundo, el agua de lluvia se puede considerar como un fluido altamente inseguro para beber. De manera que, aunque muchas personas suponen que este tipo de agua sea una alternativa idónea para calmar la sed y abastecer diferentes fuentes de agua potable, nunca será posible por la gran contaminación propiciada por las sustancias PFAS.
“Aunque en el mundo industrializado no solemos beber agua de lluvia, mucha gente del planeta espera que sea segura para beber y abastece a muchas de nuestras fuentes de agua potable”.
Ian Cousins, autor del estudio.
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Desafortunadamente, a causa de la propagación global de los PDFAS, el medio ambiente superará las directrices de calidad ambiental diseñadas para proteger la salud humana. Como resultado, cada vez será más complejo reducir su contaminación a fin de proteger la salud humana. Por ello, es necesario precisar un límite planetario específico y extra para estas sustancias químicas permanentes, pues el principal límite impuesto ya ha sido superado del todo.
“Las enormes cantidades que costará reducir los PFAS en el agua potable a niveles seguros, según los conocimientos científicos actuales, deben ser pagadas por la industria que produce y utiliza estas sustancias químicas tóxicas”.
Jane Muncke, directora general de la Fundación del Foro de Envasado de Alimentos de Zúrich (Suiza).
Los PFAS; una sustancia casi indestructible que genera enormes daños a la salud
El peor detalle de este hallazgo, es que los PFAS son sustancias para siempre, ya que son casi indestructibles, se reciclan con facilidad y tardan hasta 1.000 años para degradarse en el planeta. Esto ha causado una gran preocupación para el entorno de la ciencia, puesto que son un grupo de elementos que producen graves daños a la salud a los seres humanos.
Por defecto, la constante exposición de las personas a las sustancias perfluoroalquiladas eleva las probabilidades de padecer cáncer (sobre todo, de riñón y de testículo). También incrementa la posibilidad de tener enfermedad de tiroides e hipertensión arterial, aumenta los niveles de colesterol, minimiza la respuesta inmunitaria y hasta disminuye las probabilidades de una mujer para poder quedar en embarazo.
Además, los expertos que lideraron la actual investigación, señalan que estos compuestos están asociados a una amplia gama de daños graves para la salud. Más allá del cáncer y la infertilidad, genera complicaciones en el embarazo, irregularidades en el comportamiento de los niños y suele causar preocupantes problemas de aprendizaje.
Por si fuera poco, según acentúa Ian Cousins, todas las personas que viven cerca de los puntos calientes de contaminación, son quienes más sufren. Dichos puntos, hacen referencia a bases militares, fábricas textiles, recintos donde se utiliza espumas contra incendios, etc. El motivo de esto, es que tanto el agua como los alimentos que hay allí, se encuentran muy contaminados y si ingieren productos locales, su exposición es absoluta.
“No puede ser que unos pocos se beneficien económicamente, mientras contaminan el agua potable de otros millones de personas y provocan graves problemas de salud”.
Jane Muncke, directora general de la Fundación del Foro de Envasado de Alimentos de Zúrich.
Como resultado, los expertos resaltan que el momento de actuar es ahora. Todas las industrias que producen y emplean estas sustancias químicas tóxicas, deben encontrar una pronta solución para minimizar la propagación de los PFAS a nivel mundial. De lo contrario, sus riesgos para la salud humana y los ecosistemas seguirán extendiéndose por la atmósfera y a mediano plazo, los efectos adversos podrían ser catastróficos, ya que el cuerpo los absorbe a través de dos fuentes (del agua y de los alimentos).
Entonces, se puede decir que es algo similar a lo que ocurre con los avances en baterías de litio para coches eléctricos, ya que su contaminación ambiental está fuera de control.
Por ende, se trata de una industria que se ha convertido en una de las más importantes en el mundo, pero que acecha contra la salud y el bienestar de las personas. A pesar de que hay muchos progresos que prometen mejorar la calidad de estas baterías, no existe ninguna que controle su contaminación, pues su proceso de fabricación es altamente perjudicial por los materiales tóxicos que genera.