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En el ámbito de la medicina, la Inteligencia Artificial se ha enfocado en ofrecer diagnósticos más precisos, a partir del procesamiento y análisis de datos médicos que prometen mejorar la gestión sanitaria y el control de los pacientes. Sin embargo, se trata de una realidad que podría deshumanizar la relación médico-paciente y, como consecuencia, existen dudas acerca de la vulnerabilidad que esto supone para los afectados.
Si bien es cierto que la relación médico-paciente es la base de una buena práctica médica, con la transformación que han inducido los avances en IA en este campo, el desafío radica en establecer requisitos más sólidos para un nuevo tipo de “relación curativa” que está compuesta por tres elementos: médico-paciente-IA. Lo que significa que, es fundamental instaurar barreras éticas para conservar la integridad moral de la medicina, la cual podría verse afectada por la introducción de la Inteligencia Artificial a grandes rasgos.
Los avances en IA en el cuidado de la salud pueden deshumanizar la relación entre médico y paciente
En medicina, la IA se define como el uso de modelos de aprendizaje automático con el objetivo de buscar datos de relevancia en torno al historial médico de un individuo, para así obtener información que ayude a mejorar las experiencias de los pacientes. En pocas palabras, los avances en Inteligencia Artificial suponen la optimización de la prescripción de tratamientos para enfermedades puntuales y crónicas. Por lo tanto, se está convirtiendo en una parte integral de la atención médica moderna.
Sin embargo, aunque esta tecnología ha sido impulsada para ayudar a los profesionales en entornos clínicos y aumentar la eficiencia de su labor, lo cierto es que se trata de una transformación que podría limitar la comunicación entre los profesionales de la salud y los pacientes a mediano o largo plazo.
La IA se cimenta en el desarrollo de sistemas computacionales, los cuales permiten procesar datos en un menor tiempo. De allí, surge la duda sobre si es necesario establecer barreras éticas al respecto, para evitar que está tecnología eleve la vulnerabilidad de los pacientes, en lugar de ayudarlos.
Teniendo en cuenta que, la implementación de la Inteligencia Artificial en el campo médico abre un diverso abanico de posibilidades, entre las que no se puede dejar de lado el cumplimiento de los derechos fundamentales de los seres humanos, tal y como es el derecho a la vida.
Según un informe publicado por el Consejo de Europa, el cual fue escrito por el Dr. Brent Mittelstadt, director de investigación del Instituto de Internet de Oxford y especialista en ética de datos, la idoneidad de la Inteligencia Artificial sigue sin ser aprobada en la medicina, ya que al minimizar la relación médico-paciente, esto podría desmejorar el poder curativo que tienen los doctores gracias a su facultad y afectar la salvaguardia de los derechos humanos.
A pesar de sus capacidades en la actualidad, para que la IA pueda ganar la aceptación de la sociedad, sobre todo en los entornos de atención médica, se resalta que es necesario acordar normas y directicas éticas concisas. Dado que, el enfermo y sus necesidades permanecerán inalterables, mientras la relación entre el profesional de la salud y el paciente podría estar sujeta a la transformación digital.
Esto pone en juego la integridad de las personas e incrementa las dudas acerca de si la vulnerabilidad del paciente puede empeorar, debido a la naturaleza disruptiva de la tecnología, en caso de implantarse una relación médico-paciente-IA.
“Una reconfiguración radical de la relación médico-paciente en la que los sistemas artificiales diagnostican y tratan a los pacientes directamente con una mínima interferencia de los médicos humanos, sigue pareciendo muy lejana”
Brent Mittelstadt, director de investigación del Instituto de Internet de Oxford.
En efecto, se propone la creación de un reglamento sobre principios éticos para el desarrollo, el despliegue y el uso de la Inteligencia Artificial, en el campo de la salud, tanto en Europa como a nivel mundial. Así, será posible instaurar un marco regulador en pro de conservar los principios éticos y obligaciones jurídicas que requieren los pacientes, para resguardar su integridad. De lo contrario, la IA podría generar diferentes problemáticas que, en resumen, incrementan la vulnerabilidad de los individuos.
Además de ello, el hecho de implementar esta tecnología fuera de un marco legal que defienda el derecho a la vida de los seres humanos, causaría graves problemas de bioética que se resumen en: Desigualdad en el acceso a servicios de salud de alta calidad, disgregación del bienestar del enfermo, poca transparencia en los problemas de la salud, impacto en el derecho a la privacidad y deshumanización en la atención médica.
Sin embargo, la IA en la medicina también es necesaria
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Uno de los más recientes avances de la Inteligencia Artificial en el ámbito médico, tiene un papel importante en la radiología. Se trata de una serie de herramientas que, gracias al aprendizaje automático, permite que los procedimientos realizados por los médicos cardiólogos sean más rápidos, tengan mayor fluidez y reduzcan los errores.
Con la mejora de los flujos de trabajo, la interpretación de análisis por parte de los galenos es más certera y esto genera un tratamiento idóneo a tiempo, es decir que, optimiza la precisión del diagnóstico para tratar las afecciones con más efectividad.
Otro de los ejemplos más importantes respecto a la aplicación de la IA en la medicina, es la capacidad de esta tecnología para predecir reacciones adversas de tratamientos médicos. Por medio de un algoritmo, mediante el cual se refleja los mismos conocimientos clínicos que tendría un cirujano, la Inteligencia Artificial ha logrado detectar la fuga anastomótica después de resecciones colorrectales, antes de tiempo.
Del mismo modo, presenta la capacidad de tildar a los pacientes como irritados o fatigados el primer día de posoperatorio, logrando así, predicciones de una sensibilidad del 100% y una especificidad del 72%.
También se debe hacer énfasis en el uso de los robots quirúrgicos, los cuales se han convertido en una realidad cotidiana en muchas partes del mundo. En especial, en lo que es la cirugía prostática, pancreática o colorrectal, es decir, los métodos menos invasivos. Esto, hasta el momento, no ha reportado resultados deficientes o consecuencias adversas para los pacientes, de manera que no han atentado en contra del derecho a la vida de los individuos.
Por ende, aunque existen teorías que demuestran que el uso de la IA en la medicina a grandes rasgos podría suponer un riesgo para los seres humanos y afectar la tranquilidad de sus familiares, lo cierto es que esta tecnología también cuenta con las capacidades necesarias para mejorar el ámbito de la salud, a nivel global.
Por medio de su suficiencia, la Inteligencia Artificial podría ser apta para optimizar la labor de los clínicos e incluso, mejorar la relación médico-paciente que, en definitiva, implique una mejoría más rápida e idónea para los enfermos.
Así, la duda de todos, es si de verdad los avances en IA en la medicina vulneran el bienestar de los pacientes, deshumanizando su relación con los doctores o, por el contrario, si se trata de una iniciativa que han hecho pública los mismos galenos para evitar que su profesión sea devaluada, en el futuro.
Si la Inteligencia Artificial se iguala a la gestión de los médicos y hasta supera su actuación mediante predicciones, lograría derribarlos rápidamente con lo que sería la medicina moderna.
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