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El pasado 28 de septiembre, por medio de la revista académica PLOS ONE, se publicó un nuevo estudio llamado ‘Dogs can discriminate between human baseline and psychological stress condition odours’. A partir de él, los investigadores de la Universidad de Queen’s, en Reino Unido, hallaron que los perros pueden oler la diferencia entre los humanos cuando están estresados y cuando se sienten tranquilos. Según resaltan, el hedor de la preocupación humana es tan fuerte que los caninos lograron distinguir correctamente estos olores en el 93.44% de los ensayos.
Este descubrimiento es importante para el entrenamiento de perros de servicio para la ansiedad y el trastorno por estrés postraumático (PTSD). Debido a que, los hallazgos de este estudio ayudarán a garantizar la mayor calidad posible en aplicaciones para dicho entrenamiento, lo cual mejorará su labor. Si bien, hoy en día están eminentemente entrenados para responder a señales visuales, pero no para percibir el olor del sudor y aliento del humano a fin de detectar signos de estrés.
Tu perro sabe cuando estás estresado por tu olor
Con una precisión del 93.44%, los perros pueden saber cuándo su dueño está estresado o incluso, cualquier otro humano. A través de su olfato, los caninos son capaces de detectar los procesos fisiológicos de las personas asociados a una respuesta de estrés psicológico agudo. Dichos procesos, básicamente, producen cambios en el sudor y el aliento, de manera que se evidencian por medio del olor.
Establishing that dogs can detect an odour associated with human stress provides deeper knowledge of the human-dog relationship. Confirming an odour component to psychological stress may also raise further discussion into scent based training for PTSD or psychiatric service dogs.
— Clara Wilson (@ClaraHBWilson) September 28, 2022
Para iniciar este estudio y obtener tal hallazgo, los científicos de la Universidad de Queen's de Belfast en Reino Unido, reclutaron a cuatro perros de la localidad, que consistían en las siguientes razas: Un cocker spaniel, un cockapoo, una raza mixta tipo lurcher y una mezcla tipo terrier. Específicamente, respondían a los nombres: Treo, Fingal, Soot y Winnie.
Tras reunir a los protagonistas de la investigación, el grupo de expertos procedió a recolectar muestras de sudor y aliento de alrededor de 100 participantes humanos. Por supuesto, estas muestras se recogieron tanto antes como después de intentar un problema matemático de ritmo rápido, con incrementos en la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Así, sería posible confirmar o desaprobar los niveles elevados de estrés después de completar la tarea y agitación o ansiedad.
Dicho problema matemático consistía en una tarea de aritmética mental, contando hacia atrás desde 9.000 en unidades de 17 frente a dos investigadores, durante un lapso de tres minutos.
Así como señala Clara Wilson, autora principal de la investigación y candidata al doctorado de la Universidad Queen’s de Belfast, si el participante daba una respuesta incorrecta, el investigador tenía el deber de interrumpirlo con un “no” y le señalaba cuál era la respuesta correcta. No obstante, si daba la respuesta correspondiente, no se el daba ningún comentario y se esperaba que continuara. Bajo esta premisa, el equipo de estudio recogió varias muestras de aliento y sudor, después de completar la tarea.
A continuación, los investigadores segmentaron las muestras de un total de 36 participantes que afirmaron sentirse estresados con aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Posteriormente, los cuatro perros académicos fueron entrenados para poder distinguir entre ambas muestras, las de referencia (aunadas a la tranquilidad) y las estresadas (tras concluir la actividad). Estas últimas lograron identificarlas acercando la nariz durante cinco segundos consecutivos.
De tal modo, los caninos descifraron correctamente el olor del estrés en 675 ensayos de un total de 720. Gracias a estos resultados, se obtuvo un rendimiento que fluctuó entre el 90 y 96.88% de exactitud, con respecto a las habilidades de cada perro. Por lo tanto, en promedio, la precisión de estos cuatro cachorros fue del 93.44% en general.
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En base a estas derivaciones, los investigadores de la Universidad de Queen’s en Reino Unido hacen énfasis en que los perros no requieren señales visuales o de audio para detectar el estrés humano. En su defecto, posiblemente, los caninos pudieron detectar el olor de las hormonas del estrés (como, por ejemplo, el cortisol).
Asimismo, como el estrés conduce a la estimulación de la lipólisis, la gluconeogénesis y la glucogenólisis, al igual que al incremento de los niveles de enzima renina y angiotensina II, esto también puede ser bastante evidente para los canes.
“Este es el primer estudio de tal tipo que proporciona evidencia de que los perros pueden oler el estrés por medio del aliento y el sudor, únicamente. Lo que podría ser útil al entrenar perros de servicio y perros de terapia”.
Clara Wilson, autora principal de la investigación.
Por consiguiente, la investigación también arroja más luz acerca de la relación humano-perro. Específicamente, mejora la compresión sobre cómo los caninos pueden interpretar los estados psicológicos de los seres humanos e interactuar con esto. Así, el presente estudio puede servir como fundamento para ofrecer una mayor compresión sobre el contagio emocional, en el futuro. A partir de esto, los perros pueden reflejar el estado afectivo de sus amos, de alguna forma.
A pesar de que la publicación no informa sobre las respuestas emocionales de los perros al estrés humano, los autores señalan que las mascotas generalmente se emocionaron felizmente cuando detectaron estas muestras, pues esperaron una recompensa de comida por una alerta correcta.
No solo es el estrés, también pueden oler otras emociones
Los canes poseen 220 millones de receptores olfativos, frente a los 50 millones de los humanos. Como consecuencia, los perros son muy efectivos para identificar y distinguir olores. Lo cual, también se pudo confirmar en un estudio publicado en ‘Animal Cognition’ que señala que estos animales utilizan su sentido del olfato para sintonizarse con el estado de animo y las emociones de las personas. De allí, su capacidad para oler otras emociones, más allá del estrés.
Los receptores olfativos son pequeñas terminaciones nerviosas que se sitúan dentro de las fosas nasales y permiten oler.
A pesar de que el papel del sistema olfativo se ha subestimado notablemente, ya que la mayoría supone que el sistema visual es el más importante para los canes; lo cierto es que sucede todo lo contrario. En realidad, todos los perros cuentan con un fuerte sentido del olfato. Según resaltan, esto podría deberse a su necesidad de identificar presas, amenazas potenciales, el estado reproductivo y las relaciones familiares en un entorno de manada.
Los spaniels, terriers y lurchers probablemente han usado sus receptores olfativos con más frecuencia como perros de caza, por lo que son más audaces a la hora de emplear su sistema olfativo.
En tal sentido, a partir de este otro estudio, los científicos hallaron que los perros eran más felices e inquisitivos cuando sus dueños olían a felicidad; es decir, cuando experimentaban tranquilidad, alegría y optimismo, ya que se acercaban a los extraños con total espontaneidad.
Sin embargo, cuando sus amos olían a miedo o incertidumbre, los caninos mostraban el mismo comportamiento y preferían evitar a los extraños manteniéndose mucho más cerca de sus dueños.
Así, en resumidas cuentas, los cachorros son capaces de oler cualquier emoción. La razón de esto, es que el olfato de un perro identifica la alegría, la tristeza, la rabia, la ansiedad o el miedo, por medio de las hormonas de los humanos. Por ende, las capacidades emocionales de los perros son notables, pues pueden estar en sintonía con las de sus amos a la perfección.