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Las preocupaciones por la seguridad y privacidad de los datos personales ahora llegan a los niños. Varios expertos aseguran que los juguetes inteligentes con los que interactúan los pequeños recopilan información que las empresas venden a sus clientes, sin avisar a los padres que tomarán esa decisión. El tema está en el foco de la opinión pública justo cuando acaban de terminar las festividades navideñas.
Ante los comentarios de algunos padres, organizaciones que defienden los Derechos Humanos piden a los gobiernos que tomen medidas severas para frenar este abuso y que de una vez por todas las empresas detengan esa práctica. El experto RJ Cross declaró a la CBS que almacenar información sobre un niño que no es estrictamente necesaria es imprudente e inseguro.
Los juguetes "inteligentes" estarían violando la privacidad de tus hijos
Las leyes federales de los Estados Unidos colocan como condición a las empresas que recopilan datos que si lo hacen con menores de edad deben contar con la autorización de los padres. Sin embargo, los juegos interactivos y los robots interconectados que usan los niños, al parecer no respetan ese principio y se convierten en vigilantes de algunos hábitos de los más chicos.
Experts warn that smart toys for children could be collecting user data that might be sold. https://t.co/abYJOTu41R
— CBS News (@CBSNews) December 31, 2022
No es un secreto para nadie que los juguetes tecnológicos son los preferidos por las nuevas generaciones y eso lo saben las empresas. Tal como utilizan mecanismos para saber los gustos y preferencias de los adultos, lo han comenzado a hacer con los niños. Con ellos se crean perfiles que permiten mejorar las experiencias. No hay nada al azar, simplemente saldrán aparatos que les gusten y serán un éxito en ventas.
Por ello, el Centro de Información de Privacidad Electrónica envió una solicitud a la Comisión Federal de Comercio para que se tomen medidas inmediatas y se detenga la recopilación de datos en los menores de edad, debido a que esta se utiliza para rastrear su comportamiento. Es cierto que la decisión de comprar o no un juguete está en manos de los padres. Pero, estos muy pocas veces se detienen a mirar la letra pequeña que establece las condiciones de uso.
Uno de los casos que ha cobrado notoriedad es el de Katie Terramiggi, una ama de casa de Nueva York que compró a su hija un Fuzzible Friend que interactuaba con Alexa para mantener la comunicación. Al parecer, este juguete genera transcripción de lo que dicen los chicos y lo envía de vuelta a la compañía. Esa recopilación es anónima, pero la mujer dice que debería poder confiar en que los fabricantes no hacen nada perjudicial porque es en beneficio de los niños.
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Al ser consultada por periodistas estadounidenses, la empresa fabricante se negó a emitir comentarios al respecto. Lo cierto es que este tipo de juguetes traen cámaras y micrófonos incorporados que facilitan la transferencia de información. Además, están conectados a internet para que se realicen las actualizaciones correspondientes. Es algo que a los niños les encanta y las empresas no han dudado en actualizar la tecnología y cumplir con las exigencias, sin importar los peligros que conllevan algunas prácticas.
Recordamos las artimañas más viles de las empresas para violar nuestra privacidad
El objetivo de todas las empresas es ganar dinero. Con el uso de la tecnología, las tácticas se han modernizado y ya no necesitan realizar estudios de mercado en las calles para conocer los gustos de los consumidores. Con la recopilación de datos e información personal se consiguen elaborar estrategias que limiten al máximo las pérdidas. Si sabes la preferencia del público, no vas a crear un producto que será un fracaso.
En los últimos años, muchos informes de prensa han demostrado que no hay límites a la hora de violar la privacidad de los clientes. El caso más reciente salió a la luz pública en diciembre. Epic Games, desarrollador de Fortnite, fue multado por las autoridades estadounidenses después que aceptara las acusaciones de crear configuraciones para recopilar datos de los jugadores, la mayoría de los cuales son menores de edad. El texto deja claro que con esas prácticas se les expuso a intimidación y acoso.
Epic Games to pay $520 million settlement to FTC over alleged privacy violations & unwanted charges https://t.co/8HCb0F6qUP
— Shacknews (@shacknews) January 3, 2023
Además de eso, el famoso videojuego ocultó las funciones de cancelación de compra, de manera que fuera más difícil para los usuarios arrepentirse de haber adquirido alguna función que potencia el juego. El monto que deben pagar corresponde a 520 M€, lo que incluye una compensación a las personas que se vieron afectadas al tener dinero represado que nunca utilizaron. Los voceros de la compañía dijeron en su momento que realizarían los cambios, aunque muchos de los señalamientos no guardan relación con sus políticas actuales.
El tema de la privacidad y vigilancia con el uso de la tecnología está en boga desde que el antiguo trabajador de la NSA Edward Snowden asegurará que el gobierno de Estados Unidos tenía una amplia red que funcionaba sin el consentimiento y conocimiento de los ciudadanos. Recogen una cantidad enorme de información sobre las actividades diarias, que va más allá de lo que se entrega a las empresas de redes sociales o telefonía.
Todo lo que hacemos en línea viaja a grandes velocidades en cables de fibra óptica que permiten la comunicación en tiempo real. Cuando logran interceptar esas líneas, los organismos de inteligencia tienen acceso a una enorme cantidad de tráfico global. Así monitorean millones de comunicaciones, las almacenan y después, se toman meses para examinarlas. La excusa en todos los casos es la seguridad, aunque en realidad son métodos de espionaje.
Al final, nadie sabe los alcances de la recopilación de datos que tienen las agencias estatales. Pero la práctica se ha replicado de forma masiva en las empresas tecnológicas, que no solo obtienen la información que por obligación tienes que suministrarles para disfrutar de algún servicio, sino que además la utilizan como mercancía para convencer a los anunciantes de que sus servicios funcionan. Con eso queda claro que la privacidad parece haber quedado en el pasado y que unos pocos conocen la vida de todos.